--Un nuevo mundo ha nacido con el despertar de los Quirks. La humanidad ha sido elegida para ser la portadora del poder del Caos mismo al poseer gran parte de la población las habilidades y poderes que solo podrían ser vistos en historietas cómicas...
Solo una última maleta, la cual puede al menos llevar en su mano mientras el amable personal enviado por la U-A se encarga de llevar el resto de las pertenencias de Takeru a su siguiente destino donde necesitara comodidad y tener cerca todo lo que necesitara en su estadía en la mejor escuela de Héroes de todo Japón y de todo el mundo. El pelirrojo toma la mochila pasando la correa por encima de su hombro para llevársela mientras el personal de la U-A se lleva las demás pertenencias y mobiliarios a los dormitorios, a la habitación en la que Takeru se quedara durante su formación. Decir que tanto el chico, como su madre y los conocidos que le brindaron su incondicional apoyo estaba impactados y eufóricos porque el menor fuera aceptado en esta academia, sería una clara exageración. Si se rompió los huesos entrenando, se quemó la piel potenciando su Quirk, si se pasó noches en vela estudiando era claro que lo lograría. Era su sueño. Convertirse en un héroe capaz y servir al mundo como lo hace su madre al ser policía desde que Takeru nació para asegurarse de que tenga una buena vida, protegiéndolo a él y a los civiles aun si no puede ser una heroína de nuevo debido a un evento en el pasado de la Igarashi mayor, y al haber perdido su Quirk, convirtiéndose en una Quirkless y ser parte de ese minúsculo porcentaje de la población que no posea un poder o habilidad especial como los héroes profesionales. Aun así, eso nunca la detuvo. Y eso fue un gran factor para hacer que el menor de la familia Igarashi se esforzara al punto de que casi olvidaba como era despertar por las mañanas sin que sus huesos crujan y sus músculos se desgarren. Incluso olvido como era dormir más de cinco horas pero eso lo hacía desde antes que empezara su entrenamiento para ir a U-A.
Ahora el chico será llevado por su madre a la academia, viéndose aun así un poco dolido por tener que irse de la casa en la que Akiko lo crio por si sola toda su vida. No tiene mayor reparo en dejarla sola más que el hecho de que extrañara que lo reciba con sus abrazos y besos. Ella es perfectamente capaz de defenderse sola y tiene amigos y colegas policías que la respaldan. Aunque es de ellos de quienes ha oído que si se diera una situación peligrosa, su madre seria quien los protegería a todos, ya que aun sin Quirk fue capaz de quitarle la virginidad a veinticinco héroes profesionales a base de golpes, al poseer aun así su condición física de Grado Super Humano con la cual Akiko puede triturar el titanio con los dientes o demoler estructuras con un par de golpes.
Mira a su alrededor una última vez, deslizando sus dedos por un respaldo hasta toparse con su carta de admisión a U-A junto con la información de todo lo que necesitaría saber para estar ahí, desde el dormitorio, su habitación, su clase y un mapa de las instalaciones que venían con la carta. La toma y la dobla guardándola en el bolsillo de su abrigo antes de tomar un amplio respiro y disponerse a salir, encontrándose con su madre esperándolo en el marco de la puerta para poder irse. Le lastima saber que no la vera tan seguido como está acostumbrado.
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Esa cabellera rojiza que toca hasta sus hombros, tan vivaz como el fuego y esos hermosos ojos azules. Factores tan hermosos que complementan su escultural figura de mujer que delata belleza y salud, pero sobre todo fuerza y poder. La pelirroja sonríe, viendo a su dulce niño acercarse para así juntos dirigirse al automóvil, solo haciendo falta que Takeru ingrese a su primer día de clases en U-A y para el final del día podrá ir a su dormitorio y a su habitación.
