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Sonaba una música bastante movible.

Sonaba algo que no esperaban ningún recluso de ahí.

La rebelión, de Joe Arroyo.

—¡Estás loco de remate! —gritaba el humano—. ¡¿Desde cuando sabes bailar salsa?!

¡Ja! Hay cosas que no sabes de mi, Eddie—reía victorioso el simbionte tirando cuan cantidad de pasos de salsa rápida.

Segundos después, la música cambió a la canción favorita de Venom y Eddie. No sabían que compartían la misma canción.

Judas, Lady Gaga.

—¡No me digas que es–... —emocionado Eddie.

La emoción invadió a los dos, su canción favorita. No podían creer que compartían el mismo gusto musical, cuando se habían percatado de ello hace tiempo, empezaron a escuchar animadamente cada canción de la cantante.

Venom empezó a hacer diversos pasos de baile. Carnage estaba intentando seguirle el ritmo pero era imposible, Venom bailaba muy bien.

El DJ cambiaba constantemente las canciones. Hasta llegar a una, la canción prohibida.

Danza Kuduro, de Don Omar y Lucenzo.

¡Te enseñaré que es bailar, padre! —gritó con los ánimos y furor a flor de piel, estaba emocionado era una canción bastante conocida y muy buena para bailar.

¡A mi no me llames padre! ¡Eres adoptado! —gritó el contrario.

Era una batalla campal. Apuestas, risas, gritos y porras por quien ganaría.

Uno de los dos debe quedar en pie.

¡No dejaré que ganes esto, parásito!

¡¿Para–... Qué?! — no sabía que también le afectaría ese apodo tan feo.

Dos simbiontes bailando como locos en una prisión, nadie imaginaba que algo como eso sucedería en San Quintín.

Esa fiesta solo se basaba en divertirse, tampoco iban a consumir alcohol, eso sería descuido e irresponsabilidad de los guardias. Aún así, todos se habían divertido.

Menos Carnage, él había perdido la batalla de baile porque se le bajó la presión de tanto bailar.

Blood prison | SymbrockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora