Capítulo 8

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(POV BIANCA)

Cuando ya se hizo demasiado tarde le pedí que me llevase de nuevo a mi apartamento y así lo hizo. Fue una gran sorpresa ver que allí nos estaba esperando su hermano... Zeus creo que se llamaba. Estaba con otro hombre y ambos fumaban.

-Será mejor que subas. -Esta serio, muy serio y me asustó por lo que decidí hacerle caso.

-Buenas noches doctora -Saludo su hermano.

Incline la cabeza a modo de saludo y salí disparada escaleras arriba no quise esperar ni al ascensor. Antes de nada cuando entre en el piso abrí las ventanas para ver qué pasaba y solo se estaban susurrando cosas como dos putas serpientes.

Decidí que no pasaba nada por lo que me metí en la ducha recordando los acontecimientos de hoy. En el momento en que salí del cuarto de baño envuelta en un albornoz blanco comencé a escuchar gritos y me asomé corriendo a la ventana. Y por supuesto eran Tony y su hermano.

Bajé corriendo sin ponerme nada de ropa, solo protegiéndome con ese albornoz. Estando ya en la calle pude ver mejor y me di cuenta de que Tony llevaba el labio partido y le sangraba la nariz, mientras que a Zeus le sangraba la ceja y su mano estaba intentando encajarse bien la mandíbula.

- ¡Vosotros dos! ¡Arriba ya, parecéis dos críos de 5 años!

Ambos me miraron mientras yo mantenía mi brazo en alto indicándoles que entrasen en el portal. Después de unos tensos segundos de mirarse entre ellos para seguidamente mirarme a mí se decidieron a seguirme.

Esta vez si tomamos el ascensor. Durante el minuto y medio que estuvimos en él fue bastante incómodo. Nadie hablaba, todo era silencio y a mí eso la verdad me comenzaba a poner nerviosa. Gracias a Dios se abrieron las puertas del ascensor y entramos nuevamente en mi apartamento. Señor vaya día llevaba.

Lo conduje hacia la sala de terapias, en vez de en el sofá que todavía no estaba los senté en unos sillones en frente de mi escritorio.

-Si los señores creen que se pueden comportar como adultos durante cinco minutos, me iré a cambiar.

Los deje allí a ambos y me cambie todo lo deprisa que pude con un vestido bastante sencillo aunque me deje las zapatillas de andar por casa. Entre al despacho y seguían igual que como los había dejado.

-A ver, ¿me podéis explicar uno de los dos porque os estabais pegando como dos monos por un plátano?

Todo silencio nadie hablaba. Me estaba empezando a parecer a la directora del instituto. Me quedé en silencio observándolos, entonces Zeus se decidió a hablar.

-El culpable es él. Llevo unas cuantas semanas intentando hablar con él de algo bastante importante y huye como si fuese la peste. Ya sé que nuestra relación no es nada buena, pero es necesario que hablemos, por el bien de la familia.

-Claro, ahora sí cuenta conmigo la familia. Nadie se preocupó cuando el hijo de puta ese me mando al internado.

Deje que la conversación fluyese entre ellos tal vez así fuese mejor.

-Para que sepas todo lo que te llegaba allí te lo mandábamos yo o Camilo, pero tú estas demasiado ocupado con tu mundo de egoísmo como para darte cuenta de que nosotros te defendíamos.

-Oh, sí claro. El niño mimado de papá resulta que ahora se preocupaba por los demás. Tú siempre lo has tenido todo, un trato digno, dormir bien, comer bien, ir al cine, comer helados... todo lo que querías te era concedido. Pero parece ser que como no tenías suficiente, para una cosa que era mía también fuiste a quitármela.

Saga Familia Gotti 2: Sinceramente (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora