(POV TONY)
Me quité el casco de la moto para poder observar mejor la fachada del edificio que tenía delante. No estaba mal, típico para la gente de clase media alta. Leí la placa dorada que había en la parte derecha de la entrada del portal.
Bianca Masteratto, psiquiatra titulada. 4º C.
Toqué el piso indicado en el telefonillo y me contestó un hombre.
— ¿Es este el piso de la doctora, verdad?
—Suba.
Me abrió y yo entré. Me metí en el ascensor. Suspiré, seguro que era alguna vieja, dolor de huevos que como no sabe solucionar sus problemas tiene que intentar solucionar los de los demás.
Llegué al piso y justo cuando iba a llamar me abrió un tipo rubio, de ojos azules y unos cuantos centímetros más bajo que yo. Lo miré de arriba a abajo tenía una pinta de chulo de putas que no podía.
Sin decir nada se largó por el mismo sitio por el que había entrado.
Miré a mi alrededor todo de tonos pastel, con una gran cristalera que permitía ver el exterior, pero desde fuera yo no había podido ver nada.
—Michaelo, ¿Mike donde estas? ¿Ya te has ido?
Me dirigí hacia donde se escuchaba esa voz femenina. Era suave, de mujer joven. Seguramente fuese la ayudante de la doctora remilgona. Entre en un despacho con lo típico de una sala de psicólogo. Pero ahí no había nadie, busqué pero no vi a nadie.
De debajo de la mesa apareció una melena lisa y rubia, poco a poco comenzó a subir de espaldas y vi que tenía un bonito trasero enfundado en un pantalón ejecutivo negro. Se giró hacía a mi y me quedé fijo mirándola. Ojos azul claro, parecidos a los míos, cejas y pestañas rubias, iba sin maquillar se notaba. Si ahora estaba espectacular quería verla bien arreglada.
—Creo que se ha ido. —Dije por fin.
—Ah.
—Estoy buscando a la Doctora Masteratto, me puede ayudar ¿verdad?
—La tiene delante de usted mismo —Me sonrió.
Vaya me dejo impresionado. “Muy bien Gotti has acertado de pleno, una vieja malhumorada, claro” Dijo mi mente.
Con una mano me indicó que me tumbase en esos sillones largos, ella se sentó en un sillón de una plaza.
—Supongo que es usted el señor Antonio Gotti.
—Llámame Tony. Antes de que hablemos quiero que me firme un papel en el que dice que todo lo que hablemos será confidencial. —Me miró ofendida.
—Eso no hará falta, señor. Lo primero mi secreto profesional me lo prohíbe, mi moral también y por último usted está aquí porque Viola, mi amiga me ha pedido el favor de ayudarle y no le voy a traicionar.
—Perdón se la he ofendido—le sonreí.
—Comencemos.
Estuvimos hablando durante una hora sobre cosas sin importancia. Según dijo ella, quería tener una primera impresión de cómo funcionaba mi mente. A eso se lo podía haber respondido yo, mal, pero no quería que volviese a enfadarse.
La primera impresión que tuve tras esa hora con ella es que era una chica con bastante temperamento, joven para ser médica. Supongo que habrá tenido que ganarse muchos favores para tener el título.
—Bueno, el tiempo ha acabado. Te esperó a la misma hora dentro de dos días.
Me despedí y me quedé mirando fijamente la puerta del ascensor. Metí mi mano dentro del bolsillo de los pantalones y acomodé mi erección. Si, está mujer me había excitado solo hablando. La haría mía al precio que fuese. Y la cuenta atrás empieza ya.
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Saga Familia Gotti 2: Sinceramente (+18)
RomanceNo se permite el uso de los personajes ni de la trama sin mi permiso. Tony Gotti necesita ayuda y lo sabe, pero no quería verse rebajado a tanto hasta que su cuñada, Viola lo obliga a visitar a su mejor amiga. Una psicóloga muy... buena. En todos lo...