Abrí los ojos con los primeros rayos de luz de la mañana, Cato ya no estaba allí. Desayunamos y nuestra mentora nos dio los últimos consejos. Nos dijo que no éramos los favoritos, como era de esperar, los enamorados se estaban llevando la atención, así que tendremos que trabajarnos a los patrocinadores desde dentro de la arena. Después estuvo insistiendo en que supiésemos ver cual es el momento perfecto para separarnos de nuestros aliados, de todos.
Mientras la escuchaba, me empezaron a temblar las manos y el corazón se me puso a cien. Escondí las manos bajo la mesa y mantuve la expresión tranquila, pero Cato ya se había dado cuenta.
Cada diez minutos, los tributos de un distrito, empezando por el 12, se dirigían por separado al aerodeslizador que nos llevaría a la arena, por lo que probablemente ellos no se hayan visto, al contrario que Cato y yo. Entonces entró un agente de la paz a avisarnos de que teníamos que partir y a Enobaria le dio una especie de ataque de euforia y salió disparada por la puerta.
La situación me pudo y me cubrí el rostro con las manos y cerré con fuerza los ojos, Cato se giró hacia mí y me apartó las manos de la cara, sosteniéndolas firmemente en las suyas e intentó tranquilizarme.
-No pasa nada, yo también estoy nervioso por lo que va a pasar de aquí en adelante, pero tenemos que mantenernos fuertes. En cuanto salgamos por esa puerta tenemos que ser los despiadados tributos que ellos saben que somos, podemos hacerlo. Será como los entrenamientos en el distrito, nos protegeremos el uno al otro, siempre, así que todo va a salir bien, ¿vale?
Respiré profundamente para calmarme y asentí, lentamente se incorporó para darme un suave beso en la frente y salió.
Lo siguiente que recuerdo es verme ascendiendo en la plataforma, echando un primer vistazo a la arena, los tributos y el contador que ya había empezado a descender.
Cato se encontraba bastante lejos pero nos juntaríamos con Glimmer y Marvel en la Cornucopia. También visualicé a Katniss Everdeen no muy lejos de mi posición y el set de cuchillos con un chaleco para llevarlos que juraría que estaba hecho especialmente para mí.
El contador llegó a cero y me encontré volando sobre la hierba hasta llegar a los cuchillos, fui de las primeras en llegar a la Cornucopia, por lo que tuve unos segundos para cogerlos y guardarlos donde pude.
Sin pensarlo ni un momento, corrí en dirección a Katniss, que se encontraba en el suelo con una mochila y otro tributo a punto de matarla. No, ella es mía, le lancé un cuchillo al chico, que dio en el blanco y no pude reprimir una sonrisa al ver el miedo reflejado en la cara de la del 12, lancé otro cuchillo que logró parar con su mochila. Corrí tras ella pero a medio camino una tributo se chocó conmigo y caímos las dos al suelo, acabé con ella en un instante pero fue suficiente para que la del 12 se hubiese perdido entre los árboles.
El baño de sangre había terminado y volví a la Cornucopia a reunirme con mis aliados, todos estaban bien, como era de esperar. Resulta que teníamos otra aliada, la chica del distrito 4, solo que Glimmer se había olvidado de comentárnoslo y la alianza iba en aumento, pues mientras organizábamos las provisiones, el enamorado del distrito 12 apareció, ofreciéndonos ayuda para encontrar a Katniss a cambio de comida y refugio. Le aceptamos también, no podía dejar escapar esta oportunidad de matar a la chica en llamas.
Habíamos decidido quedarnos en la Cornucopia esa noche hasta que apareció una pequeña luz entre los árboles, ¿de verdad se podía ser tan idiota como para hacer un fuego? Sorprendimos a la chica del 8, a la que Cato se encargó de atravesar y decidimos seguir caminando por si algún otro tributo había sido atraído por el fuego también.
Nos extrañó no escuchar el cañonazo y a Cato no le sentó muy bien el hecho de que no había matado a la chica después de todo, por lo que Peeta fue a rematarla y evitar así más discusiones.
-¿Por qué no le matamos ya y acabamos con esto? -dijo Glimmer en cuanto salió de nuestra vista.
-Deja que se quede. ¿Qué más da? Sabe utilizar el cuchillo. -le contesté, este chico no se moverá de aquí hasta acabe con su enamorada. -Además, es nuestra mejor baza para encontrarla.
Dicho esto, Cato me dio la razón y Glimmer no volvió a decir nada. Peeta volvió y comenzamos a rastrear por la zona justo cuando los primeros rayos de luz anunciaban el alba.
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Desde el Distrito 2: Cato y Clove
Fanfiction''Nosotros somos los trágicos amantes, los que sufrieron tanto y disfrutaron tan poco.''