Creo que aún no habían pasado más de un par de días cuando me desperté, aún en la orilla del lago. Abrí los ojos muy despacio, vagamente empezando a entrever la figura de los árboles que me cubrían entre toda esa luz que pasaba por mi pupila después de tanto tiempo. Lentamente me incorporé, Cato estaba tumbado a mi lado, con el doble de picaduras que yo y una especie de crema sobre ellas.
-Quieta, no te muevas. Los patrocinadores se han portado bien con nosotros.
Dijo Marvel, agachado justo a mi izquierda, echándome una especie de ungüento en las picaduras del brazo. Medicina, perfecto. Miré al cielo y sonreí agradeciendo el regalo de los patrocinadores.
-Ya empezaba a pensar que no ibais a despertaros. Aún tenemos que encontrar a Glimmer. -me dijo.
-Marvel... Glimmer está muerta, tardó demasiado en levantarse y largarse de allí.
Se llevó una mano a la cabeza -Joder... Cuando la escuché gritar, creí que eran alucinaciones...
Negué con la cabeza y saqué una manzana que afortunadamente me había guardado en el chaleco antes de dormir, le di la mitad a Marvel, sirvió más para hacernos sentir el estómago lleno que para quitarnos el hambre.
Cato despertó de un sobresalto a las pocas horas, así que volvimos a la Cornucopia, esperando que ningún ingenuo haya intentado robarnos provisiones en nuestra ausencia.
Fue una sorpresa para los tres, encontrarnos al chico del 3 merodeando por allí. Marvel levantó su lanza y se acercó silenciosamente cuando aún no nos había visto. Dos segundos antes de ser lanceado se giró, poniendo sus brazos en alto asegurándonos que podía sernos útil. Le dejamos hablar, de todas formas no podría ir a ninguna parte.
Al parecer sabía cómo reactivar las minas que están debajo de los pedestales de donde salimos, muy útil, la verdad, y también se ofreció a quedarse haciendo guardia por el día a cambio de que le dejásemos vivir. Esa tarde la pasamos desenterrando minas y enterrándolas activadas alrededor de las provisiones, no me gustaba la idea de perderlas todas por una explosión, pero el pensar que un tributo descuidado pudiese volar por los aires también era muy tentador.
Esa noche Marvel hacía la guardia, Cato y yo ya nos habíamos acostado al lado de la hoguera cuando el del 3 y Marvel aún hablaban. Con Marvel hablando sobre lo maravillosos que eran los ciudadanos del Capitolio -buena técnica para ganarse más patrocinadores, por cierto- estaba casi segura de que las cámaras estarían fijas en lo que decía, así que le di un golpecito a Cato en el hombro y cuando se giró le pregunté en voz baja:
-¿Qué ha pasado con el chico amoroso? ¿No murió?
-No, pero debe de estar a punto de morir desangrado en alguna parte. -dijo sonriendo.
-Espero que tengas una buena razón para hacerle lo que le hayas hecho, nos estaba siendo bastante útil.
-La tengo. ¿Recuerdas que te llevé al lago y yo volví atrás? Le vi dar la vuelta en cuanto le quitamos los ojos de encima y fui a ver que pretendía hacer. Le encontré ayudando a su enamorada a escapar y ahí acababa el trato. Lo que no tuve en cuenta fue el efecto de las picaduras, intenté atravesarle de un espadazo pero solo alcancé a clavarle la espada en la pierna. Pude haberle matado después, pero te escuché gritar y salí corriendo al lago otra vez. Me diste un buen susto... Pero sé bien dónde le di, no durará mucho.
Todo estuvo muy tranquilo hasta el mediodía. Cato vio una columna de humo que ascendía sobre los árboles, en un segundo estuvimos armados y corrimos eufóricos hacia el fuego. La alegría no nos duró mucho, pues llegamos para ver una gran fogata encendida, pero vacía. Apenas había pasado un minuto y vimos otra columna de humo, ¿sería una trampa? Cato y yo iríamos directos a la nueva fogata y Marvel daría un rodeo para intentar encerrar al tributo que fuese. Otra fogata vacía.
Marvel tardó más en venir y llegó justo cuando una fuerte explosión proveniente de la Cornucopia nos hizo parar en seco. Sólo tuvimos que mirarnos un segundo entre nosotros para saber lo que acababa de pasar, Cato salió corriendo escupiendo palabrotas y le seguimos sin pensarlo.
Cenizas. Eso era lo único que quedaba de nuestras provisiones. Un ataque de rabia hace que Cato se dedique los siguientes diez minutos a dar patadas a los restos y a dirigir su rabia a quién sabe qué. Mientras tanto buscamos algo que podamos salvar, pero no hay nada. El chico del 3 ha hecho su trabajo demasiado bien... Y sé que Cato se le ha ocurrido lo mismo cuando le veo ir hacia él y empezar a chillarle, le conozco demasiado para saber que esto no va a acabar nada bien. Adiós a nuestro aliado, pienso justo en el momento en que este echa a correr, para encontrarse con las manos de Cato sobre su cuello, que con un brusco giro le quitan la vida. Marvel y yo rápidamente nos acercamos a Cato, dispuesto a seguir descargando su rabia sobre el cadáver del chico, y me puse entre los dos intentando alejar a Cato de él.
-¡Todo ha sido por su culpa! ¡Nos hemos quedado sin nada por su culpa! -seguía gritando. -La chica del 12, seguro que ha sido ella, cuando la encuentre no pienso dejar ni un trozo. -dijo dirigiéndose hacia el bosque a buscar a quien fuera que hubiese provocado esto.
-Estate quieto -dije tirándole del brazo. -Piensa un poco Cato, quien haya provocado la explosión tiene que estar muerto, el cañonazo no se escucharía con la explosión. Por la noche sabremos quien fue.
Parece que conseguí convencerle y nos sentamos a esperar mientras Marvel nos contaba por qué había tardado tanto en llegar a la fogata.
-Mientras hacía el rodeo, creo que fui demasiado hacia abajo y me encontré una fogata como la primera que vimos, pero sin encender. Entonces supuse que quien las estuviese encendiendo pasaría por aquí y he puesto tres redes por el camino, a lo mejor hemos podido pillarle.
No habrían pasado ni un par de horas cuando apareció el sello en el cielo, únicamente con la cara del tributo del 3. Sin pensar un momento cogimos nuestras armas y salimos al bosque, necesitábamos cazar, y a ver si así a Cato se le bajaban los humos.
Me desperté en nuestro campamento con el ruido de un cañonazo, miré alrededor y Marvel no estaba, él era el que debía hacer la guardia, habrá ido a ver las trampas ya que por la noche decidimos ir hoy. Tengo la boca seca, no bebemos nada desde ayer. El suelo estaba húmedo por lo que no habría agua muy lejos. Recuerdo lo que aprendí sobre agua en el centro de entrenamiento mientras camino y encuentro un arroyo bastante cerca. Lleno la cantimplora y bebo, no tenemos yodo pero tampoco otra alternativa. Suena un segundo cañonazo. Despierto a Cato y le ofrezco la cantimplora, moviéndonos rápidamente al lugar de las trampas. Me basta observar el escenario un momento para concluirlo.
-Cato... Creo que nos hemos quedado solos.
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Desde el Distrito 2: Cato y Clove
Fanfiction''Nosotros somos los trágicos amantes, los que sufrieron tanto y disfrutaron tan poco.''