Cap. 10: El gran anuncio

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Habíamos llegado a una de las trampas de Marvel, la trampa está activada y la red rajada. Desde ella sale un rastro de sangre que va a parar a un lecho de flores del tamaño de un niño pequeño... ¿Sería Rue, la del 11? Al otro lado hay una flecha y otro charco de sangre, temí que fuese Marvel, tenía toda la pinta. Tras estar un momento pasando la vista por todos sitios, Cato me mira, como esperando una respuesta.

-La patética chica en llamas ha matado a Marvel. –dije agachándome a toquetear la flecha que se encontraba a pocos centímetros de mis pies. –Él mató a Rue y debía ser su aliada. 

Le pasé la flecha y a no más de un segundo de tenerla en la mano, se giró y gritando de rabia la lanzó al bosque con todas sus fuerzas. Él también acababa de darse cuenta, Katniss Everdeen ya tenía arco y flechas, y ni siquiera nosotros podemos negar que es buena con el arco, se acaba de convertir en uno de nuestros mayores problemas.

En efecto, esa noche aparecieron en el cielo Rue y Marvel. Nos habíamos pasamos gran parte de la tarde y la noche cazando e intentando buscar pistas que nos llevasen a Katniss, pero no encontramos nada. El día siguiente lo pasamos igual, Cato estaba ansioso por encontrarla a ella o a cualquier cosa a la que pudiese quitar la vida, apenas habíamos descansado. Ya estaba el cielo anaranjado cuando el cansancio me pudo y me dejé caer en un árbol. Hice caso omiso a las insistencias de Cato en seguir buscando hasta que cedió a descansar para cenar.

Estaba completamente sumida en mis pensamientos y más dormida que despierta cuando sentí a Cato agacharse a mi lado, mirándome, aún mordisqueando una manzana. Preguntándome sin decir palabra que en qué estaba pensando.

-La del 5, los dos del 12, Thresh, tú y yo. Sólo quedamos 6 y...

Antes de poder decir nada más, el himno empezó a sonar, lo escuchamos aburridos hasta que termina y empiezan a sonar las trompetas, un anuncio importante, quizás un banquete. Cato y yo nos ponemos en pie de golpe mirando al cielo.

Han cambiado una regla. Los dos últimos tributos supervivientes, si son del mismo distrito, serán proclamados vencedores.

Los dos. Podemos vivir los dos. Podemos volver a casa.

Nos miramos con una gran sonrisa y le abrazo con fuerza, él me levanta en el aire y empieza a girar, no paramos de reír. Si esto es un sueño que me despierten antes de que me lo crea.

Buscamos un árbol grande y un hueco entre sus raíces donde pasar la noche. Por suerte, Cato tenía un saco de dormir en su mochila, lo abrió para que pudiésemos taparnos los dos. Nos tumbamos y miramos al cielo artificial que teníamos sobre nuestra cabeza, muy bien hecho, lleno de estrellas preciosas.

-Ni se te ocurra morirte ahora y dejarme ganar sola, porque voy a buscarte a donde sea que vayamos al morir sólo para darte una paliza.

-Vaya agresividad –rió él. –Pues yo te digo lo mismo.

-Ahora en serio, si mueres... -dije girando la cara hacia él, susurrando a pesar de que las cámaras no podían vernos y probablemente tampoco escucharnos.

-No voy a morir –me interrumpió, y cogiéndome la mano para ponerla en su corazón dijo:

-¿Lo sientes latir? Sigo vivo, y así voy a seguir hasta el final.

Me quedé sin palabras, tampoco había nada más que decir. Enganché mis brazos alrededor del suyo y me quedé dormida con una sonrisa que me duraría hasta el final de los juegos.

Los siguientes dos o tres días no pasó nada, nos pasábamos el tiempo cazando, buscando tributos y extrañados por la tranquilidad. Alguno de los otros tributos tenía que estar dando a la audiencia un buen entretenimiento y nos han dejado descansar a los demás.

Una noche, tras el himno, las trompetas volvieron a sonar, esta vez para anunciar un banquete en el que encontraríamos eso que necesitamos desesperadamente. Para nosotros sería algo contra las flechas de Katniss, seguro. Sin más tardanza empezamos a planear cómo cogeríamos la mochila. No estábamos muy lejos de la Cornucopia y por suerte habíamos estado rodeándola estos días, por lo que nos conocíamos los alrededores a esta.

-La del 5 y Peeta no son un problema, él no está muerto pero no creo que pueda luchar. Es probable que Katniss esté con él y ella sí vendrá a por la medicina para su enamorado. No sabemos nada de Thresh por lo que no sabemos si irá o no. ¿Qué hacemos? –le dije.

-Lo más probable es que Thresh esté en el lugar que vimos ayer, puedo cubrirte desde allí mientras coges la mochila, por si aparece Thresh. Y Katniss...

-A Katniss la mato yo. –le interrumpí. Sé que él tiene muchas ganas de matarla, realmente nos ha fastidiado desde el principio de los juegos, pero es mía.

-De acuerdo, toda tuya. –dijo suspirando, después de pensarlo un momento. -Pero sólo si le das a la audiencia un buen espectáculo.

-Les daré el mejor espectáculo. –contesté sin poder evitar sonreír de tan solo pensarlo. Que vayan preparando las coronas, ya estamos con un pie dentro de la Aldea de los Vencedores.

Desde el Distrito 2: Cato y CloveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora