Cap. 5: La entrevista

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Desde muy temprano empezamos a preparar nuestras entrevistas, cada uno por separado. Primero, Enobaria estuvo conmigo, diciéndome cómo tenía que actuar y qué tipo de cosas debía decir para gustar al público. Me hacía preguntas y yo las contestaba lo mejor que podía para dar la impresión adecuada, lo que no me resultó muy difícil, el carácter que Enobaria quería que aparentase no se distanciaba mucho de mi verdadero carácter.

Una vez estuvo segura de que lo hacía bien, se fue con Cato y mi estilista vino a enseñarme el vestido. Era un vestido largo, de color coral. No estaba acostumbrada a los vestidos, pero me veía bien con él, a pesar de lo incómodo que me resultaba. Muy pocas veces había usado vestido, en el distrito o entrenabas, o trabajabas. No había muchas ocasiones de vestir formal.

Llegó la hora de las entrevistas. Cuando quise darme cuenta, ya estaba sentada con Caesar Flickerman delante de todo el Capitolio. Me hizo varias preguntas, que respondí lo mejor que supe. Solo recuerdo la última, cuando me preguntó si pensaba ganar los juegos. Ese ''por supuesto'' acompañado de una fría sonrisa que di como respuesta salió tan rápido y natural de mis labios que por un momento me asusté de mi habilidad de mentir con tanta facilidad. Ya no estoy tan segura de poder ganarlos, todo porque Cato está aquí.

Bajé del escenario y me quedé ahí para ver la entrevista de Cato con Glimmer y Marvel. Varias preguntas y, al final, la misma pregunta que a mí. Y él, sin titubear, contestó que los ganaría, igual que yo.

Cato vino con nosotros y vimos las entrevistas juntos, era muy divertido ver lo nerviosos que estaban los demás tributos y lo que hacían por intentar gustar a la gente. Hasta que llegó el turno del Distrito 12, ''la chica en llamas'' volvió a dar un espectáculo con fuego. Decisión acertada, para mi desgracia, hablar no se le daba nada bien.

Llegó el turno del chico del 12, que sorprendió a todo Panem declarando su amor por la chica en llamas. Ese maldito truco les ayudará mucho en los juegos, a los dos. Aunque yo misma me encargaré de matar a su enamorada, ya no me importa toda la atención que se están llevando. Nada más acabar, nos despedimos de Marvel y Glimmer y fuimos al apartamento.

-Comed, comed. La comida de la arena no será tan agradable como esta, os lo aseguro. -nos dijo Enobaria riéndose al sentarnos a la mesa. -Bueno, ya no tengo nada más que deciros, os he dicho todo lo que sé y estáis preparados. Una última cosa, cuando queden pocos tributos, romped la alianza, matadles antes de que lo hagan ellos, e iros cada uno por un lado si no queréis mataros entre vosotros dos.

-No, yo me quedo con él. -dije, casi sin pensarlo.

-Y, si no lo matan antes, ¿serás capaz de matarle tú misma cuando llegue el momento? -contestó Enobaria sonriendo burlona con su afilada dentadura.

-Hey, que no voy a morir. -aseguró Cato sin dejar de comer.

-Entonces morirá ella.

-No pienso dejarla hacer eso. -respondió él con firmeza.

-Claro que lo harás, y ganarás entonces. -contesté yo.

-No pienso dejarte, Clove. -dijo Cato con tono irritado, mirándome muy serio. Nadie dijo una palabra más durante el resto de la cena.

-Si estáis así, vais a tener problemas en la arena. Juntos sois la mejor pareja de tributos que he visto, pero recordad que sólo sale uno, y confío en que seáis uno de vosotros dos. -me dijo Enobaria una vez que Cato se había retirado a su habitación.

Miré a mi mentora mientras cruzaba mi mente el momento en que Cato y yo fuésemos los últimos tributos de la arena, sólo eran imágenes espantosas, lo único que quería era volver a casa, pero no sin Cato. Asentí levemente con la cabeza y Enobaria se levantó rumbo a su habitación murmurando algo sobre las geniales fiestas de la gira de la victoria y las ganas que tenía de asistir a ellas de nuevo con un tributo ganador.

Desde el Distrito 2: Cato y CloveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora