Cum devotione,
pro anima mea geminae.Beatus ruinam,
qui fecit me videre
coelis in oculis tuis.¿Quién habrá sobre la tierra, que no haya probado el ajenjo de un desamor?
¿Queda acaso alguien bajo el cielo, que jamás haya conocido la amargura de un corazón roto?
Amar es para valientes, atreverse a sacrificar lo que se quiere y disfruta, por el bien y la felicidad de otro, renunciar a uno mismo, aunque duelan las espinas de la rosa, esa entrega sin reservas, extraña y preciosa, siempre duele, siempre implica al menos algún pequeño sufrimiento, una dulce pena, por la que vale vivir.
El amor sincero ha dejado de ser un valor para la civilización occidental.
Una tarde de verano, el cielo teñido en cálidos colores, pétalos de flores aromáticas descendiendo de los cielos; esa es la romántica idea, que en nuestro tiempo se tiene del amor; no puede estar más lejos de la realidad.
¿Y qué queda para nosotros, tristes héroes sin epopeya, que aún en éste siglo maldito, conservamos la osadía, de elegir amar sin medida?
Corazones rotos, lágrimas muertas, vacío, soledad... ¿pero, no es de difuntos corazones que manan las más hermosas letras, esas capaces de rasgar las cuerdas del espíritu, de cantar en susurros, la pena que hace sentir viva el alma, cuando se da por perdida una vez más?
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Delirios de un Difunto Corazón
Poésie¿Y qué queda para nosotros, tristes héroes sin epopeya, que aún en éste siglo maldito, tenemos la osadía, de elegir amar sin medida? Corazones rotos, lágrimas muertas, vacío, soledad... ¿pero, no es de difuntos corazones que manan las más hermosas l...