Morir por ti

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Cada día pensé en ti,
poco a poco, sólo en ti.
Hice trizas mí razón,
destruí todo de mí.

La fé de mis padres, mis dogmas,
te hice mí dios y señor.
Consumiendo en el dolor
de éste amargo desazón,
toda luz que brilló en mí.

Cada noche, al morir el sol,
buscaba en tú fuego
el valor para continuar así,
más tu antorcha, oh Prometeo,
de mis dedos se escapó,
y en otras manos se abandonó.

En ésta densa oscuridad,
a la que por amarte me condené,
habrá éste muerto corazón,
de entregar algo más por ti?
Ha de morir siendo de tí?
No, ya murió pensando en ti.

Delirios de un Difunto CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora