Carta de Navegación para las Aguas de la Vida

48 12 12
                                    

¿Has perdido el rumbo?
¿No alcanzas a divisar el horizonte?
¿Te encuentras desorientado, atemorizado, no sabes qué hacer, o qué será de tu vida?

Cultiva una ilusión, labra con mimo la tierra de tú corazón, siembra en ella la semilla con devoción, atiéndela con constancia, trabaja por ella, nútrela con amor; con el tiempo brotará de tu pecho una blanca flor, suave aroma, calor de tiempos añorados, gentil esperanza, te abrazarán cuándo algo vaya mal, besarán tu frente cuando te encuentres solo y no sepas qué camino elegir; cuando hayas dado todo por perdido, ésta blanca flor te recordará que aún tienes razones para vivir, que aún debes pintar sus delicados pétalos con acuarelas del espíritu, ése mágico y colorido torrente que, sé muy bien, fluye por tú corazón.

Recuerda, alcanzar una meta no siempre es vencer; caer, levantarse, insistir, aprender, he ahí el secreto de la vida. Puede que los vientos soplen en tus velas, llevándote por nuevas rutas, hacia costas que jamás imaginaste, asegúrate de sacarle lecciones y experiencias al proceso.

No te escondas tras tus ideales, eres más amante del dogma de lo que alguna vez aceptarás; tiendes a colocar a otras personas, a tí mismo inclusive, en pedestales poco realistas. Actúa, ya para de enterrar lo que esperas en los páramos del 'quizá' o en las estepas del 'tal vez alguna vez'. Para hacer realidad tus anhelos no basta con soñar, Principito, esfuérzate, entrégate a concretar aquello que aguarda tu alma, con actos, con hechos; las palabras, los deseos, fácilmente vuelan por las salinas brisas del olvido cuando no te empeñas por algo. No dejes cabos sueltos, no des nada por sentado bajo el firmamento, sé intrépido, atrévete a dar grandes pasos, y recuerda, somos los únicos responsables de nuestros actos.

No te excuses en convenientes paradigmas, o en tú lógica supuestamente innegable, somos seres racionales, pero también sentimentales. Asume con entereza las consecuencias de lo que quieres y buscas, y cuando caigas, levántate una vez más y continúa tú camino.

Cuando zarpes a las aguas de la vida, elige bien tú tripulación, y no tengas como poco importante la embarcación.

Todo viaje de mil millas empezará cuando te atrevas a levar anclas; rodéate de personas que te amen, que aporten valor, sentido, y significado a tu vida, que reporten con su compañía verdadero beneficio a tu existencia; con el tiempo tendrás que dejar partir algunas de ellas en islas de curación, y aunque, nada las sustituirá, con el tiempo, otras llegarán. Nadie es imprescindible para navegar, a menos que por tu propia voluntad, decidas dotarle de esa cualidad, no seas pródigo al hacerlo; ama, permítete ser amado, y vive con esperanza, sabe, que tras cada tormenta, siempre volverás a ver la luz del sol.

Al navegar, cuida con esmero tu buque; estudia, aprende, lánzate a osadas empresas, créate constantemente, el éxito no llega mientras esperas cómodamente sentado en tu camarote. Consigue buenas brújulas, mapas de calidad, proyectos que te mantengan ocupado, y alquitrán para curar el casco del bote cuando las dificultades lo quebranten.

Las relaciones humanas son complicadas, tanto el hombre como la mujer son fractales rotos, hermosos desastres vivientes. Sé paciente, tú también estás lleno de defectos, no encontrarás perfección alguna bajo las estrellas, menos aún entre éstas.

La verdad duele, sobre todo cuando la descubres hasta el final de una larga estela de mentiras. En cada pequeño giro que des al timón te enfrentarás al dilema de ser honesto, o inventar perfumadas historias repletas de falsedad. Somos esclavos de lo que decimos, y amos de lo que callamos, pero recuerda que, en ocasiones, por callar demasiado, también pecamos.

Tatúa lo siguiente en tu mente: el amor no es sólo sexo, gozo, muestras de ternura, lindos momentos. Un perpetuo atardecer de verano a su lado, con la sensual luna creciente en lo excelso, rebeldes estrells intentando plantar cara a la luz del sol, pétalos de rosa descendiendo con suave olor desde los cielos; ése, es el romántico concepto que en occidente se tiene del amor, y de la realidad no puede estar más alejado.

Amar no es sentir, es elegir, es tomar de forma libre e irrevocable la decisión de entregarse por la felicidad y el bienestar del ser amado. Estamos hechos para amar, y cuando nos negamos a darlo, cuando perdemos la capacidad de hacerlo, culminamos nuestros días saboreando miseria y amargura en soledad. Con todo, amar no es para cobardes, duele, porque entregarse implica, entre muchas cosas: renuncias, sacrificios, hechos concretos que demuestren sinceramente el voto que se ha profesado.

El que ama, se atreve a pasear por un sendero de rosas y espinas, rodeado de delicias, y exhuberante belleza; sabiendo aún así que en algún momento se pinchará, decide continuar por éste sendero, aceptando con dulzura el dolor.

Amar también computa un acto de humildad, aprender a convivir con las sombras del ser amado, comprendiendo que jamás será perfecto; empero, ésta humildad del amante también se basa, por necesidad, en hacer un esfuerzo conciente y sincero por mejorar cada día, en sacrificar cuanto haga falta por la alegría del ser amado, en renunciar firmemente a aquellas cosas (incluídos los propios defectos, vicios, caprichos) que impidan su bien, su realización.

Disfruta sanamente de tus pasiones, algún día las echarás en falta, hasta entonces, no te dejes dopar por ellas, crea murallas de templanza en tu pecho, ya cantaron los profetas en tiempos remotos: "engañoso es el corazón, más que todas las cosas". Sí no dominas tu corazón, te traicionará sin dudar, hablarás actuarás, o dejarás de hacerlo al calor del momento; serás capaz de destruir en un instante todo lo que hayas construido, olvidarás lo que verdaderamente importa, embriagado por un capricho, y arruinarás cosas que, quizá nunca seas capaz de reconstruir, o sí quiera intentar salvar.

La vida no es justa, pero es más justa que la muerte, inhala, exhala, piensa bien antes de actuar, y con dulzura te sonreirá.

Hay cosas que no puedo controlar, promesas que no sé si eternamente podré cumplir, habrás notado que no soy precisamente generoso con promesas y juramentos. Sin embargo, en lo que a mí respecte, cuenta con ésto: estaré siempre a tu lado, en los mejores y peores momentos, ayudándote a encontrar el norte entre los luceros de los mares celestes, recordándote que hay razones para vivir cuando pierdas la fe.

Te ama
Tu Rosa de los Vientos...

__

Se supone que ésta carta sería mí regalo por cinco meses de noviazgo con él, aún es joven, tiene mucho por vivir, etapas por quemar, estábamos en un punto complicado en nuestra relación, así que quise darle un obsequio más práctico... éstas líneas en prosa, con temática de navegación, que recopilan consejos para la vida que he aplicado con buenos resultados en mi camino.

Es una pena, pero en el día de nuestro quinto mes, me dejó plantado por ella. Al final, le entregué éste pequeño tesoro una semana después de terminar con él, una de mis últimas muestras de amor.

Ruth Mendoza, la primera persona que la leyó después de él, comentó que ésta carta estaba llena de nostalgia, que conociéndome como me conocía, podía afirmar sin temor que se trataba de un SOS Lucas (ése es mí nombre de bautismo), que muchas de las cosas que derramé en éstos párrafos, debía volver a aplicarlas en mí vida.

El contenido de ésta Carta es mí exégesis personal de 'La Rosa de Los Vientos' de Mägo de Oz, ésta hermosa canción está enmarcada en una trilogía de álbumes llenos de historias, la que oculta su Letra es la de un conquistador que escucha de la voz de su difunta amada, en un gentil recuento de los cuidados, los valores, y las normas morales que deben guardarse en los caminos de la vida, leer ésta Carta es contemplar la desnudez de mí alma, éste es mí Manifiesto de Vida.

Delirios de un Difunto CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora