Los protegidos

Una nueva etapa

—¿Acaso tienes novia? No veo un anillo en tu dedo—. Una chica de mechones rojos le preguntó al hombre frente a ella.

Él se volteó dejando en evidencia la cara maquillada como Gene Simmons de KISS, pero solo pudo sonreír al verla a ella con el típico diseño de Paul Stanley.

—Eso es interesante, ¿alguna vez has pensado en salir con un músico?—. Douxie le dió un tierno beso manchandose con el labial rojo de Teag, luego le mostró el brillante anillo que tenía en el dedo y ella copió su acción haciéndose la sorprendida.

Aja había vuelto de Akiridion para una reunión que los guardianes de Arcadia llevarían dentro de una semana, así que Steve tomó sin permiso la casa de su novia para hacer una fiesta de Halloween mientras los bebés pasaban tiempo con sus abuelos.
De hecho esas reuniones solo eran simples, no había sucedido ningún tipo de peligro real desde que la orden arcana había empezado a llevarse bien con ellos.

—¿Se están divirtiendo? ¡Sigan haciéndolo porque parece que los vecinos se están quejando del ruido!—. Toby les advirtió y volvió caminando con dificultad hacia Jim.

Teagan sonrió con nostalgia, el chico al que tenía que proteger ya tenía físicamente 18 aunque en su mente ya era todo un adulto de 20, llevaba un par de años casada e incluso ella y su esposo eran los maestros hechiceros a cargo porque Morgana y Merlin habían decidido retirarse y llevar una vida normal.

—¿Saben qué escuché de los vecinos chismosos de Krel?—. Archie se acercó volando acomodándose en los brazos de su familiar. —Están diciendo que son una pareja de adolescentes que se precipitaron a casarse, según ellas no son más que un par de imprudentes sin futuro—.

—Nuestra boda fue más planeada que sus hijos—. Teagan respondió rodando los ojos. —Y tengo más de 20 doctorados, definitivamente un mejor futuro que todos ellos juntos—.

—Yo iba a decir que era una tontería, pero ella fue más directa—. El ojiámbar soltó una carcajada.

—Quizás a ustedes les divierte, pero a mí me molesta mucho que hablen a las espaldas de mis amigos—. Archie se quejó. —Ustedes ayudaron a salvarles el trasero y así se los pagan—.

—Bueno, parte del mecanismo de la piedra de amnesia fue hacer que se olvidaran exactamente quienes somos—. Douxie recordó caminando entre sus amigos. —Saben que existen guardianes de Arcadia, Akiridianos, troles y semidioses que acabarán con el mundo si no cumplen su parte del trato; pero nadie recuerda que el chico de la cafetería y la británica nueva son magos de más de 900 años, solo somos un par de adolescentes más—.

—Solo los humanos, esa parte del encantamiento no aplica para amigos y otras criaturas mágicas, solo que no queríamos aparecer en los noticieros o ser premiados por la reina Isabel y esas cosas estúpidas—. Teagan lo siguió viendo un plato de pizza y sientiendo náuseas nuevamente. —Al menos están siendo consientes y la orden está tranquila—.

La hechicera se mareo por un momento, acaba de llegar a la fiesta y no quería decir que simplemente se iría a casa.
Aunque no iba a negar que amaba estar en su nueva casa. La banda de Douxie había sido un rotundo éxito últimamente, tanto que él mismo adquirió una casa mucho más grande en el mismo vecindario que los tarron; tenía dos pisos, 5 habitaciones, una bonita cocina que nunca usaban porque amaban ordenar pizza, una bonita sala donde normalmente estaba la guitarra electrica, muchas fotos de ellos con sus amigos y dos bacúlos, además de que él jardín frontal estaba lleno de rosas.

—¿Teag, estás bien?—. Ella escuchó a Jim a sus espaldas, asintió y caminó con dificultad hacía el baño más cercano.

No había tomado ningún tipo de bebida alcohólica y tampoco había comido algo que le hiciera daño, sin embargo estaba de rodillas frente al excusado expulsando todo. Odiaba esa situación, solía pasarle cuando estaba extremadamente nerviosa como el día de su boda, pero hoy solamente era Halloween.
Intentó ponerse de pie pero todo empezó a nublarse. ¿Por qué tan de repente había empezado a tragar como una loca y vomitar todo?