-Malditos niños estúpidos-.Mordred Ambrosius secó la sangre que había caído por su boca, incluso el maldito piso del pasillo se había manchado.
Le había dolido, pero le había dolido más que hace siglos no había sangrado y eso lo hacía sentir débil, más considerando que su sobrina de 9 años había sido la causante.-Al menos me desquité con el mugroso entrometido-.
Y algo que odiaba más que a Merlin era a su hija y su aprendiz, pero sobre todo a sus hijos.
Eran sus pequeñas réplicas, lo mejor de cada uno e igual de valientes y fuertes.
¿De qué parte de su diminuto cuerpo había sacado la fuerza suficiente para darle un golpe a alguien tan intimidante como Mordred? ¿Cómo ese niño podía plantarse frente a su hermana sin pensarlo para que ella no sea herida?-Solo les quito los poderes y los mato... se paciente Mordred-.
Se miró frente al sucio espejo que tenía en su habitación y sonrió, quizás para todos el se veía demacrado y terrorífico, pero prefería mirarse así antes que tener el aspecto que tenía antes, el de ser un evidente hijo de Merlin.
Teagan tenía suerte, al menos era bella como su madre y no andaba por ahí con los ojos azules siendo el recordatorio de quién era su padre.-¿Cómo vas Merlin?-. Mordred elevó la mano haciendo aparecer una pequeña nube de humo verde, en donde apareció el reflejo de su padre.
Estaba en su jaula, aún bajo el sueño profundo y convulsionaba sin parar.
Eso lo hizo soltar una carcajada, le quedaba poco tiempo.
En un chasquido la nube pareció disiparse y volver a aparecer en la jaula de Morgana, la cual estaba vacía.-Maldita bruja-. Sentenció con rabia.
Vio la jaula de Douxie, la de Teagan y por último la de los demas guardianes de Arcadia.
-¿Quieren hacer el trabajo difícil eh? Si quieren una muerte horrible se las daré-.
Un portal de sombras apareció y el entró por ahí.
Era hora de visitar a sus amados sobrinos.-No les voy a mentir, me enojo demasiado por cualquier cosa; sin embargo, no pienso castigarte por haberme roto la nariz, linda sobrina-. Mordred miró con seriedad a Therese, la cual parecía asesinarlo con la mirada. -Además me gusta que seas fuerte, me servirás-.
-¡No hables de mi hermana como si fuera un objeto!-. Dante se quejó intentando acercarse a él, pero Therese lo detuvo con la mano que no tenía herida.
-Todo un rey del drama cuya debilidad es una tonta hechicera de cabello negro y complejo de heroína, eres exactamente igual al odioso de tu padre-. Mordred rodó los ojos y en un chasquido un pequeño plato apareció frente a ellos.
Era una extraña mezcla de carne con un líquido café, olía peor que el atún favorito del tío Archie y se veía horriblemente desagradable, además no confiaban mucho en lo que Mordred les daba.
-Coman, no me conviene tenerlos muertos por inanición-.
-No vamos a comer eso, no somos tus perros para que nos avientes comida al piso-. La pequeña hechicera respondió con las cejas fruncidas. -Mamá y papá vendrán y...-.
Una explosión fuerte ocasionó que todo el lugar se llenara de polvo y restos de pared esparcidos por el suelo.
Dante solo pudo colocarse a espaldas de Therese y mirando en todas direcciones tomaron unas rocas del piso y se plantaron dispuestos a enfrentar lo que sea que eso haya sido.-¿Niños?-.
Los pequeños voltearon la mirada hacía esa voz que tanto amaban y podrían reconocer en una enorme multitud.
La de su madre.
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Los protegidos
FanfictionDespués de creer que lo más difícil ya había terminado, Douxie y Teagan Casperan tendrán que enfrentarse a alguien que tiene en la mira a las personas que más aman. La protectora se aventurará en una etapa diferente en su vida: un hogar, una familia...