"𝓜𝓲 𝓐𝓷𝓷𝓮 𝓬𝓸𝓷 𝓾𝓷𝓪 𝓔 "

Capítulo XII

Dos jóvenes, poseyentes de dos corazones incapaces de contener el único y gran amor que los ha unido por años, se encuentra hoy aquí, en el mismo lugar donde comenzó todo, a punto de entregar su corazón en simultáneo, con la esperanza de poder ser felices juntos, firmando entre ellos un pacto de amor real e incondicional, que les hará unir los lazos del afecto y el cariño que por años los une, fundando uno aún más fuerte y poderoso que el anterior, el cuál nunca podrá romperse.

-Oh querida Anne, no sabes por cuanto tiempo he esperado este momento. Mi ser se siente tan dichoso de tenerte que me es imposible ocultar que mi corazón nunca ha dejado de quererte, y que si, así lo deseas, podré volver a proponerte lo que antes he propuesto, con el fin de que esta vez tu respuesta sea afirmativa.

-Mis intensiones nunca fueron herirte Gil, y a pesar de haberte dado la negativa, mi espíritu nunca estuvo tranquilo desde ese día, y he hecho un viaje por mi corazón, para saber que era lo que realmente sentía, y así descubrir si en verdad te quería. Y no cabía duda alguna de que así sería, y por eso estoy aquí, para entregarte todo de mí, sabiendo que lo cuidarás con todo tu ser y que nunca lastimarás mis sentimientos. Porque solo podrías ser tú Gilbert, nadie más que tú.

- No sabes lo dichoso que se siente mi corazón al oír tus bellas palabras Anne, y claro que te cuidare, a ti y a tu dulce y tierno corazón, sabes que lo haré. Pero quiero que sepas algo, yo no puedo darte diamantes, ni joyas, ni grandes lujos.

- No deseo cosas materiales Gil. Lo único que deseo es que puedas entregarme tu afecto y deseo, para así poder fundar una vida juntos y luego darme el honor de ser la única dueña de tu mundo.

- Pero Anne, si tú siempte lo has sido, siempre.

No hizo falta mucho más.
Y así fue como a la luz del sol crepuscular en Green Gables, Anne y Gilbert, dos enamorados poseyentes de grandes y valientes corazones, se besaron, e hicieron que estos se fundaran en uno, creando un amor tan fuerte y real siendo ellos mi pareja ideal, capaz de perdurar hasta el fín de los tiempos.
Prometieron impedir al miedo y la incertidumbre interponerse de nuevo, fundando entre ellos un poderoso escudo con su dulce y tierno beso.