Si nos damos un paseo por el Soho de Londres -concretamente en el Brewer street-, nos pasará completamente desapercibida una puerta negra de aspecto sencillo que no posee carteles, letreros o rótulos. Pero si la abrimos, descubriremos unas escaleras angostas y empinadas que descienden a otra puerta, y tras ella encontraremos uno de los locales más famosos y clandestinos del Soho; El Segno.
Nos recibe un ambiente privado, luces en semipenumbra, destellos focales de rojo, azul y violeta, olor a alcohol, tabaco y excitación, muchas feromonas excitables de deseo y lujuria por parte de alfas sentados en la barra del club, o diseminados entre las mesas. Todos ellos con los ojos clavados en los omegas -y algún que otro beta- que se pasean por la sala sirviendo bebidas o bailando sus encantos desnudos sobre el escenario. Una miasma olfativa de puro instinto primitivo de cópula, dominación y lujuria exacerbada, de ojos ambarinos hambrientos y bocas chorreando morder y lamer esos cuerpos suaves, frágiles y esbeltos que lucen los omegas ofrecidos. Y es que el Segno es de todo menos un lugar respetable; hemos entrado en un puticlub.
Nada más barrer con la mirada curiosa el lugar, localizaremos una de las figuras más llamativas detrás de la barra. Cualquiera juraría que ese joven alto, esbelto y atractivo rubio de ojos grises es el jefazo; pose elegante, una mano en el bolsillo y la expresión parca y desafectada. Ese joven de veintipocos exhibe un reloj caro, traje confeccionado a medida color perla, y una sonrisa presuntuosa y altanera; es conocido con el pseudónimo de «El francés». Al otro extremo de la barra, y con un ron con miel siendo degustado -a través de una pajita- por unos carnosos y sensuales labios, encontraremos un joven con la tez de ébano, cabello corto rizado, pestañas envidiables y la sonrisa más jovial y abierta enmarcando una dentadura perfecta; es conocido como «El italiano», y tiene por costumbre vestir ceñido con transparencias. De trato fácil, descarado y risueño, pero tiene un gran inconveniente; Es un omega.
Os preguntaréis porqué es un inconveniente que un omega esté en un local de omegas prostitutos, sencillamente porque él no es camarero, tampoco un gogó o stripper, menos aún es de los que ofrece sus servicios. Él es el auténtico jefazo de ese negocio, un omega en lo alto de la cúspide de un submundo plagado de alfas posesivos, orgullosos, dominantes, prepotentes, alfistas, drogados y ebrios. Su colega con aspecto de jefazo solo es un mandado y un socio, como el otro socio «El inglés». Y es que pocos saben realmente que el Segno es un cerbero con tres cabezas, una pequeña cabeza rubia de alfa como relaciones públicas, otra pequeña cabeza morena de alfa ejerciendo de proxeneta, y luego la cabeza más grande, gruesa y pesada que dirige el cuerpo y las dentelladas, una de omega que lo controla absolutamente todo.
Pero nadie lo tiene en cuenta, absolutamente nadie pone de relieve el papel dominante que juega Blaise Zabini como auténtico jefe del mejor puticlub del Soho, pero principalmente, porque nadie conoce su condición de Omega.
~•~
—¡Malfoy!
Blaise se deslizó por el pasillo de la barra para ir junto a su socio, que le miraba con actitud reprobatoria ante su llamado.
—Procura usar mi pseudónimo — recriminó molesto, sin mover un centímetro su postura.
—De acuerdo, ¿Qué te parecería Malfollado? —Blaise se mofó con una sonrisa partiendo su expresión abierta.
—Esa pajita no llena el pedazo de agujero negro que tienes en la cara.
—Jajajaja.
Como toda respuesta, Draco volvió su atención al local, ignorando la hipócrita carcajada de su jefe.
—Pero qué desapasionado que eres...
—Ya estamos de nuevo con el temita...
—¿Reconocerías un robot como tu semejante?
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III En las garras del lobo (Saga Lobo)
Fiksi Penggemar✨Omegaverse DracoxBlaise✨ Blaise es el dueño de un exitoso negocio ilegal junto a sus socios alfas; Draco y Theodore. El omega se verá obligado a lidiar con la pesadilla de su pasado mientras un juego peligroso se fragua oculto a sus ojos, y es que...