III En las garras del lobo (Saga Lobo)

VII - Problemas

En cuanto Lavender abandonó su despacho, Malfoy se levantó de su asiento para soltar los nervios que había mantenido a raya frente a ese Omega.

"¿¡Eso era una maldita marca!?" — se preguntó caminando en círculos. — "Como se entere Blaise, nos va liquidar a la vez. Omitiré ese detalle hasta que lo considere estrictamente necesario."

Sosteniendo el móvil como si le fuera la vida en ello, daba vistazos de vez en cuando, esperando el mensaje de Blaise.

«Blaise» Ya he llegado, en nada estoy contigo, amor ❤️😂😂😂😂

Una sonrisa inconsciente se dibujo en su tenso rostro y le contestó un «Te espero ansioso😘». Deseaba con todas sus fuerzas que el Omega estuviera, pero a su vez, temía su reacción y las consecuencias.

"A ver si siendo cariñoso no desata la cólera Zabini."

Una copa de vino después, Draco salió del local, y lo esperó en la puerta roja de personal para hablar con calma y tener más privacidad. Se protegió del frío con un grueso abrigo y repasó mentalmente cómo contarle el estropicio de Theo y su indulgencia al permitirlo. Seguía inmerso en sus innumerables formas de contar la historia cuando vio detenerse un taxi y salir a Blaise mortalmente serio. Parecía el jefazo de la Camorra, o el omega de un capo cuanto menos.

"Despliega tus encantos, si es que tienes alguno."

—Blaise, permíteme...

El omega le miró extrañado y se negó a que le sostuviera la mochila de viaje.

—Entremos que me estoy congelando, se que tú no lo notas porque estás en tu hábitat.

Draco no se quejó ni mostró rechazo, extendió su mano para interceptar la del omega e impedirle que abriera la puerta.

—Blaise —susurró en tono conciliador—, necesito contarte algunas cosas que han sucedido desde la última vez que hablamos.

—¡¿Más?! —cuestionó arqueando ambas cejas.

—Theo está dentro y no quiero que nos interrumpa o nos escuche.

—Suéltalo de una vez que me estás poniendo nervioso.

Draco recogió su mano en una suave caricia, siendo vigilada por los recelosos ojos del omega.

—Te he hecho venir porque te necesito. — se plantó frente a él y acunó su mano entre las suyas—. Necesito que como omega determines lo que es mejor para ese chico, pero también te pido que seas indulgente con un amigo, él lo está pasando realmente mal, y no sabe cómo lidiar con esto. Los asuntos laborales y personales están mezclados, y nuestro amigo actúa... ha encontrado, él cree....

Blaise contempló esas manos pálidas acariciando distraídamente la suya, sintiendo a su animal relajado, seguro y tranquilo, pero los balbuceos del imperturbable Draco lo consideraba un claro signo de alarma.

—¿Porqué tengo la sensación de que te diriges a mi con temor? — cuestionó el omega con la mirada triste.

El alfa suspiró con una negación de cabeza.

—Me temes, ¿No es cierto?

—Theo ha marcado al omega.

—¡¡¿QUÉ?!! — Blaise se liberó de la caricia e intentó entrar en el club, pero Draco se interpuso entre la puerta y el omega con determinación.

—¡Escúchame! Te lo ruego.

—¡¿Cómo se atreve a marcarlo?! ¡En mi territorio no se marca! — gritó enajenado, agitando los brazos frente a la cara abochornada del alfa.— ¡Me lo esperaba de cualquier puto alfa asqueroso y despiadado pero-