XXV - Epílogo

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De aquí a unos años

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De aquí a unos años...

Si nos damos un paseo por el Soho de Londres -concretamente en el Brewer street-, nos llamará la atención una puerta de color negro brillante con un rótulo fluorescente indicando la entrada de un club nocturno. Una larga fila de personas de todas las castas esperan ansiosas entrar, pero antes deben pasar por el inexistente escrutinio de un alfa moreno de mirada gacha, que lleva colgando un cigarrillo en sus labios. El portero -apodado el inglés- cobra las entradas a desgana y vigila la seguridad del local. Al abrir la puerta, encontraremos unas escaleras angostas iluminadas por destellos multicolor en su recorrido, y al descender nos espera otra puerta, tras ella nos dará la bienvenida uno de los locales más famosos del Soho; El Segno Nightclub.

Nos recibe un ambiente festivo de música impactando potente en nuestros oídos, envueltos en una semipenumbra resquebrajada por destellos focales y láseres parpadeantes en rojo, azul y violeta. Muchas feromonas de deseo, euforia y divertimento concentradas en la pista de baile, abarrotada por una muchedumbre excitada y exaltada. Y es que el Segno se ha vuelto un lugar más respetable; hemos entrado en una discoteca.

Nada más barrer con la mirada curiosa el lugar, veremos llegar apresurado junto a la barra a uno de los trabajadores más atractivos del club; el relaciones públicas apodado el francés; pose elegante y la expresión parca y desafectada. Ese no tan joven echa un vistazo a su reloj caro de muñeca, y una sonrisa presuntuosa y altanera se abre paso en su cara al mirar un punto fijo en la pista. La barra se ve asediada por una multitud de clientes pidiendo bebidas a Marcus y otros tres camareros más. En medio de la pista, y cerca del escenario donde Marlene y Daphne bailan sus encantos semidesnudos en calidad de gogós, divisaremos al tercer socio. Conocido como el italiano, contonea su cuerpo moreno vestido de semitransparencias y exhibe orgulloso su condición, excitando con su dulce miel a los alfas que se encuentran más cerca.

Al bajar las escaleras que hay junto a los servicios, descubriremos la zona VIP. Varias salas cerradas que ofrecen un ambiente de carácter más íntimo para karaoke, fiesta privada con música de propia elección, sofás y sillones, televisores, y servicio exclusivo de bebidas y picoteo.

Todo el mundo sabe que el Segno NigntClub es un cerbero con tres cabezas, dos de alfa y una de omega; todas del mismo tamaño y dirigiendo el negocio en igualdad de condiciones.

~•~

—¿Qué haces aquí dentro? — Draco arrancó sus pupilas tachonadas en los alfas que intentaban flirtear con su omega, y miró ceñudo a Theo.

—Esto está a tope y no quiero fumarme un puto cigarrillo más —el portero se metió tras la barra para coger un botellero e ir recogiendo los cubatas vacíos olvidados por la pista de baile. —¡No gruñas tanto y ve a marcar territorio, joder! — dijo cuando pasó al lado de Draco.

El alfa gruñó frustrado por su comentario instigador. Su socio sabía de primera mano que los celos no eran problema, en cambio, la vena controladora seguía presente pese a las sesiones mensuales con la terapeuta. No era tanto que varios alfas miraran con ojos hambrientos a su omega contonear su culo respingón, haciendo éste caso omiso de las pasiones que levantaba, sino verlo rodeado de amenaza potencial y acordonado por una masa ingente de borrachos, que le dificultaría ir a su rescate si la ocasión lo exigía.

III En las garras del lobo (Saga Lobo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora