┊ ☪︎⋆TU PIEL ERA OTRA ┊ ☪︎

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Julieta.

No era correcto lo que hacía, tenía horas de conocerlo, nunca hubo una presentación formal entre nosotros dos, solo sabía que él había salvado mi vida. Judit y yo tenemos una promesa y es que nunca podíamos beber y perder el control fuera de un lugar seguro, si nosotras no cuidamos nuestra vida nadie lo hará, era claro que ser mujer era un peligro, sin embargo, yo me sentía confundida por lo que hace un momento paso con Jin, y si hubiera llegado unos segundos antes ¿Mi vida habría cambiado? nunca lo sabré, yo deseaba sentir los labios de Jin en mi piel y con cada beso y caricia yo cerraba los ojos e imaginaba que era él quien lo hacía.

“que mala soy”.

Los besos de Jeik no me dejaban ver nada, de repente ya estaba en su habitación la decoración era exquisita jamás en mi vida podría tener un hombre así, ni una habitación o vida que se acercará a este momento. Una de las  manos de Jeik  fue detrás de mí blusa intentando encontrar el cierre.

— yo lo hago — estaba por hacer aún lado mi cabello cuando él lo hizo, él era demasiado varonil, educado y atento en cada detalle.

— soy un caballero— dijo al bajarme el cierre lentamente. — te aseguro que ningún niño de los de ese lugar te hará sentir lo que yo haré.

— no son niños, ni yo una niña y estoy segura que jamás habrás tenido a alguien como yo en tus manos. — Si tan solo supiera que soy virgen. ¡Sí! tengo 21 años y sigo siendo virgen.

Los labios de Jeik devoraron intensamente los míos, al cerrar mis ojos ya no tenía sostén mis pechos se pusieron rígidos, por primera vez los tenía tan firmes y ese ajustado pantalón que traía puesto seguro estaba en algún rincón de la habitación, le quite la corbata y camisa dejando todos los tatuajes  del cuerpo a la luz de la luna. Chocamos entre los muros de la habitación, nuestros  dientes se clavaban, los sentía en mi cuello, mis uñas se enterraba en la  espalda, mientras mis dos piernas estaban enredadas en la cintura de el.
Jeik  me dejó caer en la cama, se quitó el  estorboso pantalón, sus labios estaban en  uno de mis pechos haciendo pequeñas, los besaba con tanta delicadeza, cerré mis ojos disfrutaba cada caricia, mi cintura comenzaba arquearse sin control.

— ¿Te gusta? — ¿Acaso no veía que lo disfrutaba.

— No me hagas suplicar que no te detengas— lleve uno de sus dedos a mi boca en un intento de ahogar mis pequeños gemidos, esos sonidos que no sabía que yo podía emitir.

Mi cabello ya tenía el olor del perfume de él, mis codos que estaban en la cama comenzaban a temblar, nuestra  piel estaba erizada, el sudor de la frente de Jeik  caía en mi espalda con cada movimiento. Yo rogaba porque no dejará de acariciarme. Comencé pensando en Jin y para este momento Jeik era en quien pensaba, la  maldita forma de hacerme suya tan dura y tiernamente a la vez, sentía que la punta  de mi pie  tocaba el cielo, sí pudiera describir este momento sería exactamente como la canción “I’m yours de Isabel Larosa”.

"LA MUJER DE UN TRAFICANTE" *+18*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora