┊ ☪︎⋆YO TE AMO┊ ☪︎⋆

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Julieta

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Julieta.

Cerré mis ojos ante ese beso la brisa del viento me hizo darme cuenta de mi realidad de la cual Jeik me saco por un momento.

— perdón creó que no debió pasar esto.— él lentamente me soltó.

— el avión está listo por si quieres regresar, te dejaré un momento para que puedas despedirte de tu abuela .— Jeik acaricio mi cabello una última vez y me puso su saco.

—¿Que más podría decirte abuelita? Nada de lo que yo pudiera decir o dar en este momento tendría sentido, porque debí hacerlo cuando podías disfrutarlo, aunque puedo agradecer todas esas charlas en las que tú lograbas darle consuelo a mi alma, no sé cuándo pueda venir otra vez y puedo decir que siento que no pertenezco tampoco aquí.

Acaricié la tierra húmeda solté unas cuantas lágrimas más y me levanté, camine hasta donde se encontraba Jeik solo observando me.

— ¿Estás lista?

— creó que si.

En todo el vuelo ninguno hablo, yo solo veía las nubes pasar, Jeik hablaba por teléfono, se escuchaba como un hombre imponente él cuál no podías desacatar, después de varías horas llegamos a Seúl, varios de sus hombres estaban en la pista de aterrizaje.

— te llevaré a tu casa. — solo asentí ante él.

La noche ya había caído en la ciudad, mis pensamientos estaban fuera de mí y no recordé la pelea que había tenido con mi mamá, al llegar a la casa ella está a afuera con un cigarro en su boca, sabía que estaba en problemas, lo peor era que yo aún no me daba cuenta que ya era una mujer y que no podía estar dejando que me trataran de esa manera.

— Tú mamá luce preocupada —dijo al estacionarse.
—No pienso lo mismo, gracias Jeik no sé cómo agradecerte lo que acabas de hacer por mí sin conocerme — sonreí y baje del auto.

Escuché que Jeik bajo del auto también, estaba por decir una palabra cuando mi mamá me recibió con una bofetada, mis ojos cayeron al suelo de la vergüenza que sentí de lo que él estaba presenciando, en ningún momento voltee mi ojos para verlo, solo lleve mi mano a mi mejilla.

— ¡Julieta!

—por favor usted no se meta, Julieta acaba de perder un familiar y ni así deja de ser una cualquiera.

—usted no sabe dónde estaba su hija, no tiene ningún derecho a decirle así.

— está bien Jeik — lo detuve con una de mis manos.

Entramos a casa y el solo bufo de lo molesto que se encontraba.

— ¿Dónde estuviste estos dos días? ¿Con quién te estás acostando Julieta? Ese hombre se ve mucho mayor que tú.

— ya basta. — dije sin ganas.

— ¿Ya basta? Soy tu madre Julieta yo digo cuando es suficiente, ya te lo dije es mi casa en dónde todavía vives, aprende a respetar.

"LA MUJER DE UN TRAFICANTE" *+18*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora