Cap 24. Memento Mori.

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Un fuerte pitido en sus oídos la hizo despertar, humo, pasos lejanos, gente gritando cosas que no podía entender… vidrios rotos, el parabrisas, sirenas. una bolsa de aire rota, su cabeza da vueltas, la luz del semáforo cambiando, marcas de neumático en el piso. Se siente desorientada, fuera de este mundo, una camioneta de cabeza a un lado de ella, muchas personas intentando sacar a alguien de ahí ¿Que demonios ha pasado? se pregunta mientras intenta respirar y que el mareo pase, un sabor metálico en su boca, mira sus manos, golpeadas y con rasguños, su ropa llena de vidrios del parabrisas de su auto. Su brazo duele, comienza a tocar su cuerpo en busca de algún dolor, algo duele cuando presiona su pecho, no sabe que es. Pasa sus manos por su cara y algo caliente las humedece, cuando las mira están llenas de un líquido viscoso rojo, sabe que es sangre, intenta mirarse en el retrovisor pero no hay nada en el lugar donde debería de estar. Un terror en su pecho crece cada vez más. Algo le dice que algo anda mal, algo anda muy mal. intenta salir del auto, el cinturón está atascado, no puede, la puerta no abre, está atrapada, pide ayuda pero nadie la escucha. Se desespera muchísimo siente la necesidad de salir y no entiende realmente por qué pero lo necesita, no es por el dolor o sus heridas, tiene que salir, tiene que liberarse.
Lucha contra su cinturón pero no puede liberarse, está prensado con los fierros doblados y destrozados del auto después del accidente que al parecer tuvo. Su vista sigue nublada y el humo que hay en la calle no ayuda, sus sentidos en cámara lenta reaccionando tarde para todo lo que ella quiere hacer y sus oídos tapados escuchando todo demasiado lejos y con un pitido constante que aún no se iba. Cuando por fin logra safar su cinturón de seguridad intenta abrir la puerta puerta del auto pero la chapa había sido impactada y prensada y era imposible, en un acto desesperado con la palanca de velocidades rompe lo que quedaba del vidrio y sale por la ventanilla. Cuando por fin Sale del auto nadie la nota, se percata que todos están atentos a la camioneta que está volcada por completo, La luz del semáforo sigue cambiando como si nada de esto estuviera pasando y necesitará seguir dirigiendo el tráfico. La luz del sol calaba en sus ojos pero no en su piel, las cosas brillan más ante sus sentidos abrumados por la conmoción, le habla a las personas pero no la escuchan, Se fue acercando a la camioneta donde todos intentan ayudar a alguien y las personas hacían demasiado ruido, decían cosas pero no lograba entenderlas, eran entre gritos y susurros guturales que simplemente no tenían sentido, cuando estaba a punto de llegar a divisar el estado de las personas que seguramente se encontraban dentro escucha el único sonido claro y cercano, lo único que hace sentido en su cabeza y pone sus sentidos en alerta. 
Es una bebe, el llanto de una bebe. 
Un dolor agudo se clavó en su pecho el pánico invadió su mente, todo comenzaba a ser menos borroso, fue consciente de dónde estaba, miró rápidamente a su alrededor, estaba cerca del mirador al que le gustaba ir a ver la ciudad, el semáforo, vio la preventiva y supo que no escuchó las advertencias, los gritos de ayuda. Verde, no la había visto en rojo. 
Las llantas de la camioneta aun giran, no queda ni un vidrio completo, todos se rompieron cuando se volteo la camioneta, esa camioneta negra, ella conoce esa camioneta, esa Land Rover, luce como cualquiera sin ninguna seña particular pero en su corazón algo le dice que la conoce, la conoce mejor de lo que le gustaría, su corazon late rapido, el miedo se cuela por cada uno de sus huesos, no quiere ni pensarlo. No puede ser. 
Temerosa da un paso hacía la camioneta y lo primero que alcanza a tomar forma en su fotografía es un charco de sangre que sale del lado del piloto. intentan sacar a alguien de ahí pero por más que intenta ver quien es no puede, no le permiten ver su rostro. Cuando una de las manos de esa persona sale puede ver el anillo en su mano, lo reconocería en cualquier parte, ella puso ese anillo ahí hace un par de años prometiendo cuidarla en las buenas, en las malas mientras está aquí parada completamente congelada. La luz del semáforo vuelve a ponerse en preventiva, el sol es aplastante, se siente pequeña, insignificante, una persona poco digna. EL hoyo en su pecho se hace más grande con el pasar de los segundos que a pesar de que sus sentidos vayan en cámara lenta el tiempo va demasiado rápido. Se quiere acercar más pero sus piernas pesan, le fallan, le flaquean, todo su cuerpo tiembla y va demasiado rápido, su pulso está por los cielos y ahora entiende que el pitido de sus oídos no es más que el latido de su corazón. Intenta avanzar pero ahora parece demasiado lejos para llegar. Se va acercando tan rápido cómo puede y deja de escuchar el llanto de la bebe. todo a su alrededor se comienza a desmoronar, pierde el norte, el sentido y las fuerzas, se deja caer en la carretera, el sol le molesta en los ojos, no puede ver nada pero ya nada importa, quiere morir, quiere desaparecer, quiere dejar este infierno en la tierra que no puede ser peor que el infierno real. Todo se dejo de escuchar, silencio, completo y absoluto silencio, no hay nada, nada más que un semáforo, rojo, un parpadeante rojo, va y viene como si estar en rojo no fuera suficiente. No cambia, solo es rojo, ya no es una advertencia, no es algo que se pueda prevenir, es una realidad. 
-Mmaaaammi -Escucha apenas en un susurro. 
-Hailee! Hailee, ¿qué pasa? despierta. -Florence la mueve un poco sin conseguir reacción hasta que la ve abrir los ojos muy exaltada con la respiración agitada intentando pararse de su asiento en el cual sigue con el cinturón puesto. -Hey calmate, calmate, los demás intentan dormir.

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