Aegon
🐲🐲🐲
Solo caminó durante unos cinco minutos antes de volver sus pasos. No podía dejarla sola, a su suerte. Su madre se decepcionaría de él y no quería que eso pasara. Apretó los dientes, esperando que su tío y tía tuvieran confianza plena en él y su hija como para saber que no harían nada indecente.
Daenaera tenía la misma posición en la que se quedó. Lo miró con esos grandes ojos y las largas pestañas que proyectaban una sombra en su rostro a la luz de la antorcha.
-Volví -dijo de forma torpe Aegon.
Su prima estaba a punto de replicar algo, en cambio lo que salió fue un grito. Dejó a un lado el huevo y se tiró encima de Aegon. Tuvo que tirar lo que traía en las manos para poder atraparla.
-¡Hay una rata ahí!
Sonaba tan aterrada como se veía. Aegon soltó una carcajada sin poder contenerse. Daenaera lo miro enfadada y a él le pareció más bonita de lo que ya era.
-No es gracioso. Son muy asquerosas.
-No te hará daño -le dijo Aegon, aún con una tonta sonrisa-. Necesito que te bajes para deshacerme de ella.
-No -dijo de prisa y aferrándose más a él. La deliciosa fragancia a lilas lo envolvió y solo pudo inhalar con fuerza y los sentidos aturdidos por unos momentos-. Se me subirá a los pies.
Al final Aegon la dejo encima de una roca alta y el se dispuso a matar ratones.
-Esto es ridículo. Soy el Lord de estás tierras y estoy matando a estás malditas plagas -refunfuño.
-¿Hay algún lugar donde esté limpio, sin el riesgo de que se me suban alimañas?
Aegon la miro frotarse los brazos y vigilar con inquietud sus pies.
La llevó a una de las cuevas que más visitaba. Más de lo que le gustaría admitir. La enorme cámara tenía en las paredes incrustado vidriagón que brillaba a la luz de la antorcha, y no solo eso. A juzgar por el jadeo sorprendido que Daenaera soltó, también había descubierto las pinturas y dibujos rupestres tallados en una roca lisa.
-¿Qué significa esto? -soltó con voz temblorosa.
Aegon iluminó mejor la pared y observo como Daenaera trazaba con sus finos dedos las figuras dibujadas por los niños del bosque.
-Se dice que hace miles de años, los Niños del Bosque y los Primeros Hombres dejaron de lado sus desavenencias e hicieron causa común para enfrentar a un enemigo común: los Otros.
Jaló a Daenaera a otro lado de la pared donde se habían trazado los dibujos de los Otros con sus ojos azules y arañas de hielo.
-Hubo un invierno crudo y frío que duro generaciones. Muchos nacieron y murieron sin conocer la luz del sol. Luego de que fueran derrotados, Bran el Constructor, el rey del Norte, construyó con ayuda de los Niños, gigantes y otras criaturas el Muro para dejar en las Tierras del Eterno Invierno a las criaturas que una vez trajeron nada más que oscuridad y muerte.
Cuando Aegon no continuo la historia, Daenaera no se quedó con la duda y pregunto.
-¿Quién los derrotó? ¿Cuál era su propósito?
-En realidad, no lo sé -admitió. Se quedó con el ceño fruncido, pensando.
-En Asshai -dijo Dany en voz baja-. Existe una leyenda similar. Durante la Era del Amanecer, para que la oscuridad que azotaba el mundo fuera derrotada, un héroe llamado Azor Ahai forjó una espada de héroe durante treinta días y treinta noches, pero al templarla en el agua, la espada se rompió.
-Forjo otra espada, durante cincuenta días y cincuenta noches, y la templó al atravesar el corazón de un león, y también se rompió.
-Sin embargo, Azor Ahai supo lo que tenía que hacer. Forjó una nueva espada durante cien días y cien noches. Entonces, llamo a su esposa Nissa Nissa, a quien besó y le dijo que la amaba, mientras le atravesaba el pecho. Nissa Nissa soltó tal grito mezclado de placer y dolor que hizo una grieta en la luna.
-La espada fue llamada Dueña de Luz, espada de héroes. Una maegi me contó de una profecía: cuando la oscuridad volviera a descender sobre nosotros, Azor Ahai renacido como el Príncipe que fue Prometido, blandirá nuevamente a Dueña de Luz, y si él fallaba, el mundo también.
Hubo un corto silencio dónde Aegon y Daenaera reflexionaron.
-¿Crees en esa profecía? -preguntó Aegon con voz queda luego de unos minutos.
-Si -asintió Daenaera sin dudar-. Algo debe tener de cierto en ella. Los Dothrakis con su hierba fantasma; en Yi Ti la Doncella de Luz dándole su espalda al mundo para derrotar la oscuridad que trajo la Traición de Sangre; los hijos de la madre Rhoyne que se unieron para entonar una canción y traer de regreso la luz, historias diferentes pero que evocan el mismo destino fatalista.
Aegon sintió algo extraño removerse en su interior. No hablaba de sus sueños con nadie, ni siquiera con Orys a quien consideraba como su mejor amigo. Sentía que nadie lo entendería; por eso, la necesidad que sintió al contarle de sus sueños a Daenaera lo sorprendió.
-Yo he soñado con él -se escuchó decir. Una vez salieron las primeras palabras, las que le siguieron fueron más fáciles de pronunciar-. El Príncipe que Fue Prometido. Nacería de nuestro linaje, Targaryen.
Daenaera lo miró con el ceño fruncido, más no sorprendida.
-¿Ya lo sabías? -preguntó el.
-Dices que has soñado con él -contestó-. Igual yo -Hizo una pausa larga, como pensando si era adecuado decir lo siguiente-. La oscuridad nos acecha y la única manera de hacerle frente es unidos.
Aegon supo a qué se refería.
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FIRE ON FIRE
FanficDaenaera soñó con el futuro. El dragón de tres cabezas se alzaba como el rey, mientras los otros animales se inclinaban ante el. Una daga. Una profecía. Un príncipe prometido nacido entre el humo y la sal. La canción de Hielo y Fuego. •Aegon I x fem...