HIM || vkook

XIII

Entonces....¿había acabado?
¿Hasta aquí había llegado todo?..

Recordaba vívidamente el día en el que recibió su primera runa, estaba tan orgulloso de haber logrado terminar su entrenamiento para ser igual que su mentor, Mingi. el deseaba con todo su corazón lograr enorgullecer a su tan adorado mentor, que lo había cuidado y criado desde que su madre sufrió el mismo destino al que el se enfrentaba. ella se había enamorado de una Seelie, y decidió entregarse voluntariamente después del nacimiento de Taehyung, aún sabiendo que no podría criar a su hijo, por ello lo había dejado a cargo de Mingi, el que una vez fué su esposo. Taehyung nunca perdonó a su madre, por haberlo abandonado a él y a su padre, pero el no entendería, decía ella.

Sus ojos estaban inyectados en sangre y sus mejillas con lágrimas secas, había llorado una noche entera. No podía entender cómo había terminado allí, todo por un pequeño gusto, ¿enamorado? no lo estaba, entonces ¿cómo había logrado ser cazado?. pero claro, se había acostado con Jungkook antes de saber que él era un demonio, aún así se dejó hacer, dejó que en su juego de coqueteo lo haya movido como pieza de ajedrez, hasta que logró darle checkmate.
Jungkook no volvió a aparecer, Mark no le mencionó si el había preguntado por él, Jimin se negó a mirarlo a los ojos, Seokjin lloraba de rabia, y Nam, no se había presentado a la celda. Jackson lo visitaba para hablar con él, nunca lo abandonó, después de todo, lo seguía adorando.

Pisadas, cadenas, candados, eco, pisadas.

Sin embargo, su corazón parecía hundirse cada vez más, miraba sus runas y quería arrancarse el corazón, rogó porque le arrebataran la vida, no quería seguir existiendo si debía ser un simple mortal, se negaba, pero la petición había sido declinada, debía afrontar su destino, las consecuencias de su felicidad momentánea.
No notó el momento en el que lo habían colocado frente a la corte de Idris. El consejo lo miraba con desprecio, y un hermano silencioso estaba a su lado.

— Kim TaeHyung, se te ha convocado a la real corte de cazadores de sombras bajo el crimen de conspiración fraudulenta en contra de las leyes del ángel con un demonio de categoría mayor, con cargos añadidos por no arrestar y/o entregar a un criminal buscado por el poder supremo del ángel. — Su mirada rota se elevó, las lágrimas amenazaban con salir.— Tú castigo ha sido decidido por la suprema corte marcial, y ha de ser la removición completa de runas, y exilio de las tierras angelicales con prohibición al relacionarse con cazadores de sombras.

Y entonces lloró, lloró silenciosamente, dejando que sus lágrimas cayeran por sus mejillas, mojando sus manos, empapaban su camiseta, pero su rostro permanecía neutro. Los que entonces fueron sus compañeros, su familia, entraron a la corte, Jimin no podía contener las lágrimas, Jennie se le unía junto a Seokjin, Namjoon simplemente le mostró una sonrisa rota. Uno a uno caminaron hacía él y lo despojaron de sus herramientas. Jimin tomó la estela, Jennie tomó su collar el cual le había sido otorgado por ser el líder de el equipo, Seokjin lo despojó de su amada espada y le dejó un beso en la frente, y Namjoon tomó sus muñecas y dejó allí un pequeño collar con el símbolo de una runa, contenía un poco de poder angelical pero para únicamente protegerlo, le había sido permitido porque Namjoon suplicó junto a Jackson, que era necesario ya que podría ser perseguido por demonios a los que él antes había encarcelado.

Taehyung lo aceptó con una sonrisa y lo guardó en su bolsillo. El hermano silencioso habló porfin telepáticamente con su voz de ultratumba — Kim Taehyung, se te despojará de tus runas y tu poder angelical, que el ángel se apiade de ti.

Gritos, desgarradores gritos, lamentos, lágrimas, sollozos, cadenas, un golpe, y más gritos.

El proceso había terminado, Taehyung yacía en el suelo inconsciente, Jennie sollozaba mientras Seokjin la sostenía, la piel morena lucía rojiza como el fuego,
con las marcas dónde antes habían estado sus runas, ahora sólo habían quemaduras, que prontamente desaparecerían como si nunca hubieran existido, pero en su corazón sabía profundamente que un día el quiso proteger al mundo del mal, sin saber que el caería en él.