°~Dime que no~°

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Especial 4/5

Poco tiempo después entro Caín, debido a que estaban comenzando a calmarse, varios habían salido ya de la habitación. Al entrar el alfa, Alec pudo sentir ese increíble olor a piña que lo volvía loco. Aparentado cierta despreocupación Caín y el omega comenzaron a tener una charla amena de cosas triviales. El omega mantenía su orgullo y su postura, aunque por dentro sentía su estómago revolotear y su corazón golpear su pecho.

En esos momentos, entraron algunas alumnas menores. Ellos las ignoraron completamente, ya que sólo platicaban entre ellas. Alec no quería que las demás personas notarán algo diferente, eso que denotaba lo mucho que el sentía por su amigo. Aquel por el que durante mucho tiempo su corazón se aceleraba ante la más mínima interacción.

Estaban parados frente a frente, el Omega comenzaba a liberar sus feromonas, el salón comenzaba a oler excesivamente a café llamando la atención de las jóvenes presentes. Alec ya no lograba controlar adecuadamente sus sentimientos, quería salir corriendo antes de hacer cualquier estupidez que lo pusiera en la ruina. Sin embargo, Caín no ayudo en su situación, ya que estaba cada vez más cerca y con cada palabra parecía acortar cada vez más la distancia entre sus rostros.

Por su parte Caín quería negar sus sentimientos, aquellos que florecían poco a poco por el Omega frente a él. Intentaba disimular al acercarse cautelosamente a Alec. No lo resistió y pego sus labios delicadamente a los del lindo Omega, sus labios encajaban perfectamente, parecían estar conectados, una conexión hermosa, interminable, perfecta.

Sus corazones latían al unísono, estaban tan centrados en sí mismos que no llegaron a notar que en el momento exacto en el que sus ansiosos labios por fin se juntaron, había entrado una maestra. El beso había durado tan solo un instante, aunque en su perspectiva parecía eterno. Se separaron al instante para notar que varias personas los habían visto, se alejaron instintivamente. Caín sin poder soportar la presión de las miradas salió corriendo del salón bajo el peso de varias miradas llenas de veneno y otras tantas de sorpresa.

Al salir se encontró a la cara con Ana, una omega a que sus padres habían obligado a cortejar sabiendo que era un buen prospecto para su hijo menor. Evidentemente el alfa no estaba de acuerdo sin embargo no tenía otra opción más que aceptarlo. La joven omega ardía en rabia después de ver como su supuesto destinado besaba a otro, un hombre considerado prácticamente un nerd. Ana se dio la vuelta y camino a pesar de que el alfa tardó en reaccionar, la siguió. Alec no se había movido desde que se separó de él, por lo que el ver esa terrible escena lo hirió profundamente, sin embargo, no lo demostró. Tomo su orgullo y su ego sin pensarlo demasiado, forzó una sonrisa soberbia y salió a platicar con sus amigos como si nada hubiera ocurrido.

Al salir se dio cuenta de que el rumor ya se comenzaba a correr entre los estudiantes y muchas jóvenes lo veían con envidia, decepción e ira. Al ver estas miradas sobre el chico, mientras este se retiraba del salón, la maestra que los había visto, las miro para decirles de frente.

- Sí chicas, él- señaló a Alec - hizo lo que todas ustedes desearían. Se beso a Caín, el alfa más cotizado de la sección. -Alec evito no rodar los ojos sabiendo que eso en realidad no lo ayudaba en nada. Además, a pesar de lo bien que fingía no lograba que la tristeza y decepción de sus ojos desapareciera luego del terrible y repentino golpe de realidad que le había dado la vida. Caín no era y nunca sería de él. Había dado su primer beso a alguien que no le correspondía. Habían vuelto a jugar con él.

Mi última parejaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora