°~Quisiera olvidarte~°

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ESPECIAL 5/5

°FELIZ SAN VALENTÍN QUERIDOS LECTORES°

Al día siguiente, habían quedado de reunirse en casa de Atenas para hacer algo con la excusa de ser Día de Muertos. Ya días antes se habían puesto de acuerdo para hacer un intercambio un tanto inusual, no eran detalles ni chocolates, era un intercambio de ropa interior a lo que ellos se referían como lencería. En este no habían participado todos los asistentes a la fiesta, de los primeros en llegar habían sido Dayla, Lizzy quien era prima de Atenas y Daemon. Este intrigante y guapo beta había sido un gran amigo de Alec antes de entrar al instituto. Por razones del destino se habían distanciado un poco desde el momento en que el omega entro a Raekan hacía ya unos 3 años. Ya habían comenzado a ponerse cómodos cuando llegaron Eve y Alec. La alfa Eve siguió saludando a los presentes, a pesar de que su hermano menor se había quedado estático, sosteniéndole la mirada a Daemon, con odio, tristeza, remordimiento, un mar de emociones que oscurecían su mirada. Eve no lo noto realmente ya que la vida privada e íntima de su hermano lo tenía sin cuidado.

Nadie, ni siquiera Atenas, sabía lo que había sucedido entre ambos, ella creía que solo eran mejores amigos. Pero...

°°°

Hacía algún tiempo solían ser tan amigos que se quedaban a dormir en sus casas, ya que Daemon gozaba de vivir solo, sus padres solían salir mucho debido a su trabajo y prácticamente nunca estaban en casa. Por otro lado, la mamá de Alec no tenía problemas con la vida privada de su hijo mientras mantuviera buenas calificaciones.

Un día como muchos otros que se encontraban solos en casa de Daemon, mientras platicaban sobre temas triviales la plática comenzó a escalar en niveles hasta que pronto llegaron a temas algo difíciles de tocar y llenos de cierto morbo que poco a poco los prendía. Poco a poco se fueron calentando, llegaron a ese punto sin retorno en el que sentían como sus pantalones apretaban demasiado al punto de reventar, sin pensárselo mucho, Daemon se deshizo de la ropa del omega, con cierto salvajismo que prendió irremediablemente a Alec, por lo que este se dejó hacer sin reprochar absolutamente nada.

El entonces inocente Alec nunca creyó poder sentir algo por ese amigo de años, hasta ese momento en el que los labios del contrario tocaron un punto en su cuello lo hizo temblar, creyendo que podría derretirse ahí mismo. El beta fue bajando por su torso desnudo, dejando rastros húmedos por toda su suave piel. Deteniéndose en lugares que podrían volver demente a cualquiera y mantenerlo rogando por más, pero sobre todo al omega que contaba con zonas erógenas bastante sensibles. El otro chico seguía bajando con descaro, la mirada llena de lascivia, sin dejar de besar todo a su paso.

Hasta llegar ahí, rodeándolo con su mano, para acercar sus labios al glande de su amigo. Comenzando a dar delicadas y lentas vueltas sobre este con su lengua sin dejar de mirar las ahora dilatadas pupilas del sexy Omega. Sus miradas eran de placer y retadoras luchaban por un poder qué era claro a quien pertenecía.

Comenzó a meterlo lentamente en su boca, sin despejar de él sus ojos en ningún momento. Al llegar al fondo comenzó a mover suavemente la cabeza con un ritmo lento, Alec no era un santo y claro que se había tocado antes, pero esto se sentía tan diferente, él se sentía diferente, en el paraíso. El Omega solo se centraba en disfrutar, aunque el remordimiento llegará después, ya que no podía entender como es que estaba cogiendo con su mejor amigo. Su cabeza caía hacía atrás cada que su lengua daba vueltas al rededor del glande. Estaba llegando al clímax, pero no quería correrse en su boca.

-E- espera- su voz sonaba entrecortada. - Por favor para que me voy a correr.

Daemon quería dejar que el morbo de probar su semen se apoderará de él, pero prefería alargar aún más ese momento que en el fondo había estado esperando por un buen momento para poder disfrutar juntos. Se despego del omega para después desvestirse lenta y cómodamente bajo la expectante mirada del otro chico, quien parecía no perderse ni un solo detalle de su cuerpo, claro que había visto antes su torso desnudo, pero tenerlo sobre él era diferente, lucia tan imponente, tan seductor.

Mi última parejaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora