VII

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Noah no supo cuando se quedó dormido. Pero supo que lo hizo en el momento que empezó a soñar.

Lo primero que vio, fue el campamento. Estaba caminando por la arena de entrenamiento, y en su mano llevaba una espada que le costaba trabajo sostener.

De pronto, una mano en su cintura hizo que diera un brinco.

—Llegaste temprano. No podías esperar para verme, ¿cierto?

Una voz masculina muy cerca de su oreja le provocó escalofríos. Se giró pero justo en ese momento, el sueño cambió. Daba giros y grandes zancadas para tratar de evitar ataques de un contrincante que no alcanzaba a distinguir.

De vez en cuando, destellos de mechones rubios y dos enormes ojos azules aparecían en su campo de visión.

—Sigues cayendo en el mismo error, Noah —dijo la misma voz—. No te contengas, el enemigo nunca esperará a tu ataque. Debes adelantarte y estudiar su siguiente movimiento.

Ambas espadas emitían fuertes sonidos al chocar entre sí.

Noah podía sentir cientos de emociones en ese momento, la mayoría, imposibles de describir. Lo único que pensaba, era en impresionar a la persona frente a él.

Fueron varios los escenarios, en todos estaban presentes la misma voz y ojos azules que lograban erizarle los vellos del cuerpo.

—Algún día seré el mejor con la espada —dijo Noah, secándose el sudor de la frente.

Una sonrisa socarrona en el rostro de la persona frente a él, le hizo pasar saliva.

—Si eso llegara a pasar, significaría que yo estaré muerto —le contestó, con sus ojos azules fijos en él.

—Eres un idiota —dijo Noah, molesto.

Esta vez, pudo apreciar el rostro del chico frente a él y se dio cuenta de que ya lo conocía.

Lo había visto en su sueño la noche anterior, en el Andrómeda, hablando con la empusa. Tenía la misma voz profunda y demandante, los mismos ojos…

—Vamos, era una broma. ¿Te vas a enojar conmigo, Noah?

Noah apretó con fuerza la empuñadura de la espada y se dio la vuelta, más que nada, para tratar de ocultar su sonrojo.

—Tengo cosas que hacer, te busco luego, Luke.

—¡Noah, espera!

Se giró, pero la voz que salió de los labios de Luke no era suya. Sintió cómo su cuerpo comenzaba a sentirse pesado y finalmente abrió sus ojos.

Se encontró con un Percy mucho más despeinado que de costumbre y con los ojos ligeramente enrojecidos, un hilo de saliva seca bajaba por la comisura de sus labios.

—No preguntaré qué estabas soñando, pero por los sonidos que hacías, seguramente estabas pasándola de lo lindo.

Noah sintió su rostro enrojecer. Se sentó de golpe y en ese momento se dio cuenta de algo. Con mucho cuidado, tomó su mochila y la puso sobre sus piernas. Solo esperaba que Percy no lo hubiera notado.

—¿Q-qué sucede? —preguntó Noah—. ¿Hay algún peligro?

Percy lo miró confundido antes de negar.

—No, pero es hora de movernos. Annabeth dice que ya es de día, lo cual no sé si es verdad porque seguimos bajo tierra.

Noah asintió.

—De acuerdo, ahora voy, solo… ¿podrías dejarme un momento a solas? Necesito espabilar.

Percy ladeó la cabeza.

SECOND CHANCE // NICO DI ANGELO Y PERCY JACKSON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora