XVI

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Corrieron hasta quedar exhaustos. Rachel los mantenía alejados de las trampas, pero se movían sin otro objetivo que alejarse de aquella siniestra montaña y del rugido de Cronos.

Se detuvieron en un túnel de roca blanca y húmeda que parecía formar parte de una cueva natural. No se oía que los siguiera nadie, pero no por eso Noah se sentía más seguro. Aún tenía presentes en su imaginación aquellos ojos dorados y antinaturales en el rostro de Luke, y también la sensación de que sus miembros se iban petrificando poco a poco.

—No puedo seguir —jadeó Rachel, llevándose las manos al pecho.

Annabeth no había cesado de llorar durante todo el trayecto, y solo en ese momento, Noah notó que él mismo estaba derramando un río de lágrimas de cada ojo. Annabeth se desplomó y hundió su cabeza entre sus rodillas. El eco de sus sollozos rebotaba por todo el túnel, haciendo competencia con los de Noah.

Percy y Rachel trataron de calmar a Annabeth, mientras que Noah se apartó un poco. Tuvo que recargarse en la pared para no caer.

—No puedo... no puedo... —gimió.

Sus lágrimas caían al suelo del laberinto, humedeciendo la fría piedra. Había tantas sensaciones dentro de él en ese momento que no sabía como sacar. Estaba asustado, por supuesto. El ser más terrible de la existencia acababa de amenazarlo directamente, pero no solo eso, lo había hecho con la voz y el rostro de la persona que en esos momentos tenía hecho su corazón un desastre, aunque no lo quisiera.

Nico se acercó a Noah. Se quedó a centímetros de él, sin tocarlo.

—Respira, deja que el aire entre a tus pulmones.

Noah negó.

—No pue... no puedo... Luke... tú nos salvaste.

Nico se encogió de hombros.

—Me salvaste primero, estamos a mano —le dijo, chasqueando la lengua—. Vaya mierda en la que nos hemos metido.

Noah no pudo hablar, un sollozo escapó de sus labios.

—Escucha —continuó Nico—. Sé que tú eres... hum... que tienes una relación complicada con Luke, pero tienes que tratar de olvidar eso, sobre todo ahora.

—Eso... —Noah tosió—. Eso no es Luke.

En ese momento, una mano empujó el pecho de Noah con fuerza. Annabeth lo miraba con ojos llorosos y rojos, su rostro mostraba un semblante furioso.

—¡¿Cómo puedes decir eso?! Luke sigue ahí, aún... cuando Rachel lo golpeó, él...

—Luke ya no está, Annabeth —escupió Noah con brusquedad—. Al que viste ahí era Cronos.

Annabeth negó.

—Eso no...

—No puedes negarlo —dijo Noah—. Tú también lo viste. Percy y yo sentimos su poder, Luke ya no está, él...

—Aún podemos salvarlo —se apresuró a decir Annabeth—. Aún...

—Sabes que la única manera de detenerlo, es cumpliendo la profecía.

—Annabeth —murmuró Percy—. Noah tiene razón.

Annabeth no habló, simplemente soltó un sollozo.

—No podemos quedarnos mucho tiempo aquí —comentó Nico, viendo la escena con atención.

Percy asintió, mirándolo preocupado.

—Sobre todo ahora que te has delatado, Nico.

—¿Qué quieres decir?

—Esa columna de piedra... Ha sido impresionante. Si Cronos no sabía quién eras, ahora ya lo sabe... un hijo del inframundo.

SECOND CHANCE // NICO DI ANGELO Y PERCY JACKSON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora