La vida de Tenma, un chico urgido en plena adolescencia, llega a su fin tras un asesinato a medianoche. Sin embargo, es reencarnado en un perro Shiba Inu quien al poco tiempo es adoptado por la lider de un gremio. Presentandole así una nueva oportun...
La ardilla había escapado lejos del tronco lo más pronto posible, se llamaba Dave. Esta iba corriendo hasta su objetivo: El árbol de nueces.
A casa paso que daba, se aseguraba que no hubiese enemigos cerca. Se veía apenas su silueta de estar saltando de arbusto en arbusto en su ruta hacia el objetivo. Por el momento, nadie estaba cerca, lo cual le trajo un gran alivio.
Pero apenas llegó a la base del gran árbol, se percató que este había sido completamente saqueado.
Negándose a sí mismo que aquello fuese verdad, subió al árbol para inspeccionar rama por rama. Yendo una tras otra, en busca de su tan deseado alimento.
Afortunadamente, aún había quedado una. En manos de un usurpador, también ardilla como él, que había llegado primero al árbol.
Dave se quedó escondida tras unas hojas de una rama, observando que la otra ardilla no se escapase, esto mientras iba avanzando lentamente para robársela a la fuerza.
Pero aquella ardilla se percató de su presencia para su mala suerte, preparándose ya para saltar a otra rama para escapar.
Dave no lo dejaría hacerlo, corriendo por la rama donde esta estaba, dándole así un susto a la otra ardilla, haciéndola perder el equilibrio y caer al suelo. Dave lograría quitarle la nuez a tiempo antes de que esta cayera por completo.
Ya con la nuez en sus patas, Dave asomó la cabeza para ver a aquella ardilla. Viéndola caer del gran árbol, y siendo atrapada por los colmillos del gran oso de antes. Matandola y siendo devorada pocos segundos después de haber caído.
Dave se quedó pálido, temblando al haber hecho caer a alguien a su muerte.
Al ver que el oso se quedaba comiendo su reciente presa debajo del árbol, intentó subirse a la rama más alta para escapar de este y esperar que este se fuese para volver a escapar sano y salvo.
Subió y subió, teniendo cuidado de que no se cayese su nuez.
Y una vez había llegado a lo más alto, empezó a observar desde las alturas a su alrededor. Por la ubicación del sol, la ardilla aproximaba que era medio día. Momento perfecto para comer tranquilo la nuez que, en nombre de dicha ardilla de antes, comería a gusto.
A punto de empezar a abrirla para comerla, observó como alguien caminaba por la entrada del bosque. Una chica pelirroja, parecía bastante preocupada. Simplemente no le dio importancia, ya que sabía que sería otra víctima del oso tarde o temprano.
Se dio su festín con aquella nuez, dejándolo satisfecho por un rato.
Pero no era suficiente.
Bajaría con cuidado por las ramas del árbol queriendo ir a buscar otros alimentos en otras zonas, pero para su sorpresa, el oso seguía aún debajo del árbol. No podría hacer nada si este seguía allí.
Decidió que quizás esperar un rato más sería lo suficiente para que el oso se fuese. Se posó sobre la rama más alta y se echó una siesta.
Pasadas así, unas cuantas horas. Ahora, más seguro, bajó por las ramas de nuevo.
Pero.
El oso aún seguía allí.
Dave se jaló de las orejas, tratando de entender por qué el oso no dejaba aquel sitio. Se acercó un poco más, bajando unas cuantas ramas, para ver que pasaba.
Esperando que estuviese muerto, y para su mala suerte, solo se trataba que estaba dormido. La ardilla pensó que tendría que pasar toda la noche allí. Pero alguien apareció.
— ¿Shinma...? ¿Estás aquí?
La chica pelirroja de antes, apareció; vestía un traje formal que había visto vestir a poca gente, pero aun así, esta solo hacia un lado los matorrales sin importar ensuciarse esa exclusiva ropa. Dave se quedó con los ojos abiertos, viendo como la chica haría sonar fuertes sus pasos cerca del oso a causa de su preocupación que denotaba su mirada.
Dave se escondió lo más pronto posible al ver como el oso se levantaba al ver a la chica. Esta, por otro lado, solo miró al oso, quedándose congelada.
El oso le rugió con fuerzas, haciéndole frente a la chica y preparándose para cazarla.
Dave sabía que esta moriría en pocos instantes. Aprovecharía que el oso estaría luchando contra ella para poder huir.
Solo que, dejándolo confundido, la chica sacó de su bolsillo de su pantalón oscuro, una misteriosa baya. Y del otro bolsillo, un pedazo de metal.
El oso iría a atacar a su presa. Pero la chica le tiro ambas cosas primero, cayendo en su hocico.
Dejando una enorme explosión en donde estaba el oso, explotándolo en pedazos.
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