► Capítulo 42: Encuentros inesperados y pactos extraños

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Frente a ambos amigos, una bola dorada de dos metros había sido tirada frente suyo, siendo detenida por las patas de la poderosa ardilla.

— ¿Qué crees que estás haciendo? Ten más cuidado —le exclamó Dave a Beth, quien regresaba salpicando agua por todos lados.

— Escuchame primero antes de renegar. Esto, amiguito mío, es una de las piedras más preciosas que alguna vez he visto en la vida. Tiene un acabado impecable, no sé por qué un humano tendría algo como esto, pero es realmente sorprendente, ¿a que sí? —Les preguntó, manteniendo la bola firme con su pata.

***

Dentro de la bola, el chico en traje de buzo había recuperado la consciencia de a pocos. Lo primero que pudo ver fue hacia arriba, donde la enorme pata y garras de la monstrua marina lo tenía sobre la bola, haciendo que el chico entrase en pánico.

Intentó calmarse, y reviso si su traje se había dañado. Y en definitiva, así era.

El chico se quedó congelado, sintiendo como si su alma se fuese.

"Tienes que estar bromeando..."

Ahora, estaba en quien sabe donde, sin alguna cosa o arma para defenderse, y sobreviviendo apenas por la bola gigante donde estaba, y que si apenas saliese, aquella bestia legendaria probablemente lo mataría.

— ¡Woof!

Un ladrido bastó para sacarlo de su pánico, volteando inmediatamente hacia atrás, llegando a ver como un cachorro de Shiba Inu postraba sus patas contra el metal de la bola, sonriendo con su tierna carita.

Aquello le entro un poco más de calma al chico, pero también lo dejó más confundido.

"¿Qué hace este cachorro aquí? Este lugar, sea donde sea, no es un lugar para alguien tan pequeño como él."

A su lado del cachorro, había una ardilla que estaba inspeccionando la bola. Este intentó golpear la bola, pero esta se quedó quieta.

El chico sabía bien que nadie podría romperla, ya que estaba hecho del material más resistente del mundo, así que al menos por ese hecho él se sentía aliviado.

Pero de nuevo, entró en pánico.

"Si me quedo encerrado aquí, sobrevivo. Pero, también, me quedaré sin comida..."

El cachorro, por otro lado, ladraba contento ante la gigante bola frente suyo.

La bestia legendaria se asomaría para ver mejor a este y le sonrió.

— Si quieres, la abro. —le dijo al cachorro, mientras ponía la punta de su garra en la bola.

"Mierda, no, no, no"

Ahora sería presa fácil si no hacia algo rápido, pero a la vez dudaba que incluso una bestia legendaria pudiese abrir la bola dorada tan fácil.

Schink

Pero, con una cortada fina y delicada con su garra, esta logró partirla a la mitad, abriéndose ante ellos la persona de adentro.

Y frente a este, se precipitaba su muerte.

"Okey, calma. Calma, calma, calma, calma, calma..."

El chico se levantaría, tomaría aire, y exhalaría. Cerró los ojos un momento...

Y al abrirlos, vio cómo ahora estaba en la pata de la bestia legendaria, elevado en el aire.

— ¿¡Wooooooooaaaaaa!? Hey, hey, por favor, dejame, en serio. Y-Yo no quiero hacerles daño a nadie, en serio —exclamó el chico, ante la mirada seria de la bestia legendaria.

Esta abriría su hocico, mostrando sus enormes colmillos y su larga lengua...

Para hablar.

— Claro que no te mataré, siempre y cuando me des ese trajecito que llevas, pequeñín —le comentó la bestia legendaria, poniendo una garra sobre este.

El chico quedaría en shock, temblando ante la terrible situación en la que estaba.

Al instante, se sacó el traje de buzo que tenía, quedándose en calzoncillos frente a la bestia.

Escuchó como la ardilla y el cachorro ladraban y chillaban ante lo que la bestia hacía, pero esta finalmente lo dejó en la cueva, para luego romper el botón de electrocución del traje con su garra.

Todos se quedaron en silencio, viendo al chico en calzoncillos de pie en la cueva.

Pero, en cambio, la bestia legendaria simplemente le sonrió.

— Bueno, ya que, 3 mascotas es mejor que 2, ¿no?

El chico terminó captando tarde aquel hecho importante que había dejado de lado.

¡¿La bestia legendaria podía comunicarse con él?!

Y lo peor, ¡¿Mascota?!

"No, no, no"

El chico volteo rápido a ver al cachorro, viendo que este meneaba su cola con alegría hacia este.

La ardilla, en cambio, parecía estar a la defensiva con su pelaje erizado. Esta misma estaría hablándole a la gigante bestia, y esta asintió.

— Si, lo sé, pero parece desarmado. Este chico puede jugar con ustedes en tanto yo no esté, verán como seguro se divierten.

A su vez, la bestia sonreía mientras ponía una garra contra el cuello del humano.

— Y si se te ocurre hacerle algún daño a tus dos nuevos compañeros... te mato.

Dicho eso, se separaría de estos, dejándole los objetos en la cueva; para luego acostarse sobre el agua, tomando un descanso...

El chico, ante todo lo que sucedía, siguió congelado.

...

— ¿Qué... es todo esto? Mierda...


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