MÁS TORMENTA

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Hoy doble capítulo porque os adoro.

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Según la dirección que consiguió sacarle a Kara, Archer y Agnes vivien en una pequeña cabaña en la frontera norte de la manda. Kara a intentado explicarle y evadirle de ir a hablar con ella, dice que sacar el tema no va a solucionar nada. Pero el gran corazón de Willow la obliga a intentar dar paz a esa mujer a pesar del daño que le ha hecho.

Los pasitos de la coneja se frenan frente a la casa de Agnes justo cuando cae el atardecer. Con una respiración profunda se infunde el valor que le falta para afrontar la situación.

No le da tiempo a arrepentirse puesto que, nada más tocar el timbre, la puerta se abre dejando a Agnes frente a Willow, calladas y quietas como estatuas.

La morena no esperaba encontrarse a Willow ahí. Sobretodo después de su pobre disculpa de hace unas horas. Si. Es consciente de que no se ha portado bien con ella, y de que está pagando con esa tierna coneja el dolor que siente su corazón.

- ¿Se te ha perdido algo? - Levanta una ceja despectivamente la alta chica.

- Quiero hablar contigo. ¿Puedo entrar?

A regañadientes Agnes deja a la coneja pasar y, de alguna manera, termina preparando una tetera de té con miel para las dos.

Willow sonríe mientras ella sirve el líquido caliente en una linda taza de cerámica. 

Está haciendo trampas, lo sabe. Soltar sus feromonas para relajar a un carnívoro es un golpe bajo. Pero funciona. Agnes está mucho más relajada sin saber muy bien por que.

- Se lo que te pasó. Por lo que estás tan enfadada.- Decide ser directa una vez que las dos están sentadas en el sofá. Aunque su dulce voz lo hace menos agresivo.- Lo siento mucho. Es terrible.

- No tienes ni idea de lo que se siente. Tu siempre podrás tener hijos. - Frunce el ceño Agnes otra vez a la defensiva.

- Quizás. Pero ¿Podemos dejar a un lado nuestra parte animal por un momento?

Un silencio se instaura en el salón, aunque uno relativamente cómodo, entretenidas con el té y sus pensamientos.

- Hace ya tres meses de eso y aún así no puedo olvidarlo.- Se sincera al fin Agnes, las feromonas la afectan y sin querer se abre a ella.- Tal vez lo estoy pagando contigo. Pero sobretodo no me porto como se debe con Archer. Él también lo está pasando mal.

Los ojos se le aguan y Willow apoya la mano en su hombro mostrando su apoyo. Quizá sea ese tacto suave o por fin decirlo en alto pero, dos segundos después, regueros de lágrimas caen por su oscura piel.

- Quiero que me deje Willow. Quiero que Archer se marche con otra.

- ¡No! ¿Por que?- Suelta sorprendida la coneja.

- Se merece alguien que pueda darle un hijo. Es su sueño.

Aúnque intente olvidarlo, recuerdos del cariño y la ilusión con la que Archer esperaba a su hijo le remueven la consciencia. Como todas las noches acariciaba su tripa y hablaba a su bebé.

- Agnes. Estoy segura de que eres tú su sueño. - Trata de tranquilizarla Willow recordando las palabras de su propia pareja.- Solo tienes que ver como cuida siempre de ti. Ambos estáis sufriendo, pero lo superareis y encontraréis otra forma de llenar vuestra vida.

Los sollozos de Agnes paran poco a poco y la coneja le pasa un pañuelo con su característica delicadeza.

- Sigues sin caerme bien. Eres tan... Das diabetes. 

Willow ríe y se encoje de hombros. Podría decirse que sus insultos por lo menos han bajado de tono.

- Suelen decirmelo.

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La última reunión de la tarde. Orión derrotado observa esa sala que parece haberse convertido en su segunda casa. Los hombres que atacaron su manda fueron sólo un aviso, una advertencia de lo que el poder de Lion puede hacer, y él lo sabe. 

Deben mantenerse alerta porque, a ese ritmo, no tardará en atacar de nuevo. 

Tenso estira la espalda en esa incómoda silla. Su mandíbula está tensa mientras escucha con atención hablar a sus compañeros.

- Buenas noticias.- Por fin habla el lobo con voz grave.- Tenemos un as bajo la manga. Hemos contactado con uno de los del gabinete de Lion con el que tuvimos relación en nuestra estancia en la capital.

- Quiere ayudarnos.- Continúa hablando el lince.- Él puede acercarse a Lion ya que nosotros no podemos hacerlo. Sabe donde están los documentos de las acciones y planes fraudulentos del león por lo que podemos conseguir pruebas.

La gente parece sonreír con algo de esperanza. Por primera vez algo parece funcionar y, con un plan, en un par de semanas todo este infierno habrá acabado.

- Aún así debemos ser cautelosos.- Advierte Orión viendo tanto entusiasmo.- Aún puede atacarnos de nuevo, sobre todo hasta que consigamos tener esos papeles en nuestro poder. 

- El contacto nos conseguirá las pruebas, probaré mi inocencia y luego arruinaré la vida a ese falso león. Quiero que sufra por todo lo que hemos sufrido nosotros. ¿Entendido?

Todos asienten ante la orden no dicha de su Alpha. Mantenerse preparados para una guerra.

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La furgoneta recorre las calles de tierra del pequeño pueblo. La noche es oscura, a pesar de la luna que ilumina la manada con tonos fríos y azulados. Casi luna llena, su lobo se siente inquieto por ello.

No faltan muchas noches para que el animal que hay en él quiera salir. Con suerte aprovecha el día para vengarse por fin de Lion. Aún, cuando ve su marca en el cuello de su pequeña coneja, recuerda que ahí podría haber estado la de Lion su no hubiese llegado a tiempo.

Orión trata de mantener su cabeza despejada a pesar de todo lo que está ocurriendo. Por suerte ya tienen un plan que fácilmente puede salir bien, en principio.

Ahora solo quiere volver a casa junto a su conejita y aprovechar las horas de sueño que pasan juntos. No es mucho pero solo olerla y tenerla cerca le es suficiente, por ahora.

Una vez que acaben con Lion y todo vuelva a su sitio no piensa separarse de su lado. Tal vez dar el siguiente paso en su relación. ¿Cachorros? Aunque no se lo había planteado antes, esa idea lleva un buen rato rondando su mente.

Tendría que preguntárselo a la chica una vez acabada esta guerra.

Pero parece que no quiere acabar, sobre todo cuando, inesperadamente, Orión identifica los cuerpos de hombres vestidos de negro camuflados entre los árboles y la noche. Para cuando quiere reaccionar ya es demasiado tarde.

La alarma vuelve a sonar y ahí lo sabe. Otra vez se desatará el infierno y está vez... Será peor.

Un lobo para la conejaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora