EL FIN, EL COMIENZO

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1 año después

La casa es un desastre. Orión no hace más que esquivar juguetes de colores chillones y trozos de tarta a medio comer en el suelo, sin perder de vista a una chica de pelo castaño con un vestido floreado, que charla entretenida con algunos miembros de la manada.

Cuando porfin llega hasta ella, pasa un brazo por su cintura de forma protectora y aspira su aroma. Jamás se acostumbra. A pesar de hacerlo todos los días de su vida, siente que no serán días suficientes.

Archer se une a la conversación poco después. Se ha dejado una barba desaliñada con reflejos pelirrojos que lo hace ver más mayor. Suelen meterse con él diciendo que la paternidad le ha sentado fatal.

- ¡Cuidado! 

Todos se apartan veloces cuando un pequeño pelirrojo pasa fugaz a la altura de sus cabezas, seguido por una acalorada Agnes que corre detrás de su pequeño.

Todos ríen siguiendo con la mirada la persecución por el salón.

- Perdonar.- Se disculpa el lince aún riendo.- Desde que le salieron las alas no hay quien pare a ese pequeño granuja.

Si. Pocos meses después de todo el horror. Cuando la manada consiguió recuperarse y vivir en paz, Agnes y Archer decidieron que tener hijos era algo imprescindible para ellos. Y optaron por la adopción. Superando su crisis de pareja y, por que no decirlo, mejorando el humor de la mujer.

Y no adoptaron uno, si no dos.

- Papá.- El pequeño susurro para la conversación de nuevo. Un pequeño niño de ojos verdes se cuelga del pantalón de su padre llamando su atención. - No puedo dormir.

De un ágil movimiento Archer lo sube hasta su altura y le da un pequeño beso en la frente.

- Eso es porque has comido demasiados dulces, cumpleañero. 

Orión observa como la figura de su amigo con la criatura desaparecen por el pasillo en dirección al dormitorio. No puede evitar verse en una situación parecida. ¿Como será? ¿Como se sentirá? 

Él lo tiene todo junto a esa mujer que llena sus días. Que los alumbra con esas tiernas sonrisas.

Willow observa al lobo estudiando sus gestos. Lo encuentra más guapo que de costumbre, como siempre. Quizás es esa camisa que lo hace ver más maduro, y de la que piensa deshaerse más tarde. O tal vez son las hormonas que últimamente parecen más alocadas por su Alpha.

- Por fin sin niños.- Gruñe Agnes llegando junto a su pareja derrotada después de haber acostado a los dos mini cambia formas.

- ¿No eras tu la que quería muchos?- La pica Willow con una sonrisa inocente.

Agnes solo le dirije una mala mirada aunque sabe que bromea, para reprocherle todo lo que ella le dijo cuando se conocieron. Aunque han dejado sus diferencias atrás hace mucho tiempo.

- Linda Willow. Ya estareis vosotros persiguiendo pequeños lobos por toda la casa.- Archer sirve copas de champan aprovechando la ausencia de menores. - Si salen como su padre creeme que no serán fáciles.

Orión gruñe como respuesta y todos ríen. El ambiente es relajado y jovial y todo el mundo se siente cómodo en esa pequeña cabaña. En esa pequeña manada.

La gente continúa charlando entretenida y Orión aprovecha para ofrecerle a su pareja una copa como la suya. Del amarillento líquido que aún burbujea.

-¿Quieres?

-¡Oh no! Gracias. - Las mejillas sonrojada y nerviosismo de la coneja crecen con cada palabra. - No sería bueno para los cachorros.

- Claro, claro. No sería bueno para los...

La mente de Orión se queda en blanco unos segundos, eternos para la dulce chica que espera su reacción temerosa.

- Los cachorros. - Vuelve a susurrar al ver que sigue sin reaccionar.

Y por fin lo hace. Con una sonrisa lobuna y los ojos desorbitados. La alza en brazos y da vueltas cargandola llamando la atención de todos a su alrededor.

-Seré papá. ¡Seremos padres, conejita!

Willow no puede dejar de reír aliviada por soltar el secreto que lleva días ocultando. Desde aquella tarde que se hizo la prueba, ningún día le parecía bueno para darle la noticia. Pero en ese cumpleaños infantíl ha podido ver el sentimiento de paz y anelo que le producen los críos a su lobo.

- Lo se.- Susurra contra sus labios una vez han dejado de dar vueltas.

Todos se acercan a felicitarlos y así pasan toda la noche. Con las manos de Orión al rededor de su cintura. Al rededor de sus bebés a los que piensa proteger y mimar con la misma dedicación y amor con el que lo hace con su madre.

Su conejita.
Su lobo.

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Último capítulo :( Me da a la vez gusto y tristeza llegar al final.

Muchas gracias por leer y participar :)

Espero mejorar poco a poco y que os haya gustado la historia.

Acepto comentarios positivos y negativos.

Os adoro :)

Un lobo para la conejaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora