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─ ⋅ ⋅ ⋅ ─── ꒰⠀Flashback.⠀꒱ ─── ⋅ ⋅ ⋅ ─
―¡Dori!― La chica lo abrazó, alargando la última letra de su nombre.
―Buenos días, linda.― Respondió el chico con una sonrisa.
La chica sonrió ante aquel apodo que el chico le había dado desde que se conocieron, los dos eran muy unidos, eran como la pareja perfecta.
―¡Que no somos pareja!
―¡Vamos, incluso viene a dejarte a la escuela!
Resopló, ya era como la décima vez que sus compañeros le preguntaban sobre que relación tenía con el chico, todos querían escuchar algunas palabras de afirmación, algo que dijera que eran pareja, pues a simple vista se veían como una.
―Pero no lo somos...― Susurró, tratando de escapar de sus compañeros.
―¡Vamos, (A)!
―Ella ya les dijo que no lo son, ¿por qué siguen insistiendo?― Voltearon a ver a quién había hablado.
―¡Hachi, primero come y después habla!― Amaya lo sacó del salón a rastras para que tragara la comida que tenía en la boca.
La chica sonrió ante eso, se levantó de su asiento y caminó hacia sus amigos para poder salir del círculo que habían hecho en el salón, impidiendo que fuera a algún lugar. Gracias a Hachi aquel círculo se había desarmado, dándole la oportunidad de escapar.
⋅ ─── ꒰⠀End Flashback.⠀꒱ ─── ⋅
―Hey, (N).― La chica volteó a ver al chico que había entrado a la azotea.
―Hachi.― Sonrió, quitando de su boca el vaso en dónde se había servido agua.
―¿Qué es lo que está pasando?― Parpadeó un poco.
―¿A qué te refieres?― Preguntó, mirándolo con confusión.
―Tú sabes a que me refiero.― La chica sonrió, soltó un suspiro y se acercó al chico.
―No pasó nada, ¿de acuerdo?― Le entregó el vaso. ―Tú no supiste ni sabes nada, sigue con esa mentalidad.― Dió unos golpecitos en su hombro antes de pasarlo de largo para salir de la azotea.
El chico soltó un suspiro, miró el vaso que aún contenía agua. Volteó su mirada hacia el cielo estrellado mientras bebía el contenido del vaso para después, darse la vuelta y hacer la misma acción que la chica.
[• • •]
Sonrió en cuanto vió a la chica entrar por la puerta, se acercó a ella y depositó un beso en su mejilla, cosa que hizo que la mujer sonriera forzadamente. Lo volteó a ver y también depositó un beso en su mejilla, tomó lo que el chico le había extendido antes de caminar hacía su escritorio.
De su mochila, sacó aquella llave y abrió el cajón, sacando el diario que había puesto ahí. Escuchó como algo cayó al suelo así que regresó su mirada hacia dónde estaba antes; sus ojos se abrieron con sorpresa al ver aquella pulsera que había compartido con el pelinegro desde hacía ya 6 años. Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos, rápidamente tomó la pulsera en manos y la puso en el cajón, limpió sus lágrimas y cerró el cajón bajo llave.
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