Pablo Gavira no se imagina del abuso que empieza a generarle su más grande amor... Robert Lewandowski.
A lo mejor su inocencia o ingenuidad no lo dejan notar que cada vez su relación con el mayor ya no es igual que antes.
¿Qué tan lejos puede llega...
A la mañana siguiente desperté en los brazos de mi amado marido, mientras él depositaba cortos besos en mi cabellera y suaves caricias en mi espalda.
¿Acaso había vuelto mi amado Rob?, No lo sé aún desconfío de él, siento que si en cualquier momento bajo la guardia el me hará daño, ya no siento la misma confianza al estar a su lado ¿Quién me asegura que no me valla ahorcar en cualquier instante? Pero el amor que sentía por él no se borraría en cuestión de minutos.
Nos habíamos unido varias veces durante el transcurso de la noche, realmente me sentía cansado y adolorido. Una ducha fría no me vendría mal, trate de levantarme, pero al parecer Robert no me quería soltar.
-No te muevas cariño, quiero estar más tiempo así contigo - Rob, realmente necesito un baño, me duele todo el cuerpo - Lamento haberte tratado tan rudo mi amor
Realmente quería ceder ante el y dejarme mimar un rato, pero si en cualquier acción que yo haga y no le parezca bien vuelve a cambiar su actitud conmigo ¿Me volverá a despreciar cómo hace unos días?
Me cargo y me llevo hacia el baño, me dejó cuidadosamente por el lavamanos mientras él regulaba el agua de la bañera, al parecer no sería un baño rapido, cuando tanteó que el agua ya estaba tibia me volvió a tomar entre sus brazos y me depositó suavemente en la tina. ¿Esté era mi Robert cariñoso? Si, pero, ¿Por cuánto tiempo?
El se colocó detrás de mi, mientras que el se encargaba de limpiarnos yo me recosté en su pecho, si no duraba mucho este trato que el me brindaba al menos lo aprovecharía.
- ¿Te sientes mejor cariño? - Si cielo, mucho mejor
Cuando se terminó el tiempo de la ducha, nos arreglamos y alisté la maleta de mi pequeña bebé, no se cómo me prepararía para esto, nunca había pasado tanto tiempo lejos de mi bebé, pero, estaba la tranquilidad en mi al saber que estaría en buenas manos.
Desayunamos y nos encaminamos a la casa de mi mamá, nos despedimos de Klara y tomamos dirección hacia el club, de allí saldría el autobús que nos llevaría al aeropuerto, al llegar noté como Robert de un momento a otro se ponía tenso ¿Adiós al trato cariñoso?
En el momento en que me baje del carro Ansu de dirigió hacia mi y me abrazo fuertemente.
- Gavi, me tenías preocupado, te llamé como mil veces y no contestabas, te espere como por dos horas y no llegaste pensé que algo malo te había pasado. - lo siento, ayer tuve un percance y ya no pude avisarte con tiempo. - Pues a la otra ten la amabilidad de tan siquiera llamar para avisar, literalmente estaba pensando en llamar al número de emergencias. - Vale, luego te lo recompenso pero ya deja de llorar.
Cuando termine de hablar con el me dirigí a subir mi maleta al autobús, me tocaría compartir asiento con Robert, por cortesía de Xavi. Aunque en su debido tiempo tuvimos problemas con la directiva por nuestra relación, solo nos aplicaron una pequeña sanción y luego nos dejaron seguir jugando.
- Hola Gavi ¿Cómo estás? - Oh, hola Pedri fantástico. - Al parecer alguien amaneció de buen humor. - Lo se, creo que ya arregle las cosas con Robert - ¿Crees?, Pero Gavi se supone que el debería arreglarlas contigo, no al revés. - No pasa nada, lo importante es que ya está mejor la situación.
Sentí como un brazo rodeo mi espalda, supuse que era mi esposo y lo confirme cuando dejó un beso en nuestra marca.
- Ya hay que subir al autobús cariño, deja que a Pedri lo deje el camión. - Robert no seas grosero con él, solo estamos platicando de cosas sin sentido -Pablo hazme caso y súbete al camión. - Pero no estamos haciendo nada malo, además todos aún están abajo. - ¿Ya terminaste con tu berrinche? Me sorprendes, cuando te lo propones te comportas como si tuvieras la mentalidad de un nene de preescolar.
Auch no sabía que su mal trato llegaría tan rápido, estaba tan avergonzado y mis mejillas rápidamente se habían colorado, todos nos habían volteado a ver y yo me encontraba sin palabras para confrontarlo, sentía como unas pequeñas lágrimas de impotencia estaban intentando escaparse, así que con toda mi humillación me subí al transporte de una vez y tome asiento a un lado de la ventanilla.
Era demasiado bueno para ser cierto ¿Verdad?
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