Solo es un juego de niños decían

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Todos rellenamos nuestros vasos antes de comenzar con este "juego de niños" y lo pusimos al frente. Íbamos a empezar despacio, habían dicho ellos antes de empezar...

- Yo nunca, nunca me he puesto la ropa interior del sexo opuesto - aparentemente nadie cogió la bebida, pero entonces Leo lo hizo y todos estallaron en un mar de risas.

- ¡Es más cómoda! - gritó ella sonrojada hasta las cejas mientras se tragaba después ese líquido del tirón acompañada de una mueca de asco. - sigo yo - dijo ella con una sonrisa de lado no muy cariñosa. - Yo nunca nunca he fantaseado con nadie que estuviera aquí.

Sorprendentemente más de la mitad - y en esta tanda me había incluido - bebimos de nuestros vasos, incluido Alec, quien ahora me miraba con esos ojos que ahora se habían oscurecido mientras se llevaba el trago a sus labios, algo de lo que no pude apartar la mirada durante lo que fueron unos segundos.

- Me toca - dijo Nicolas preparado con su vaso en la mano - Yo nunca nunca me he enamorado de un profesor - le miré como si la pregunta estuviera hecha aposta, pero el único que miraba hacia aquí fue él por segunda vez esa noche, y si estaba esperando a que bebiera, las llevaba claras.

- ¿No? - me preguntó Alec con las cejas arqueadas como si de esa forma fuera a rectificar mis intenciones. en ese momento daría lo que fuera por saber qué era lo que estaba pensando.

- No - negué con la cabeza de forma "natural" y este asintió divertido, de todas formas seguimos el juego. - Yo nun-

- Yo nunca nunca me he arrepentido de dejar a alguien - me interrumpió él.

Prácticamente todos nosotros cogimos nuestros vasos pero yo lo dejé donde estaba, preguntándome eso una y otra vez, ¿había sido un error? Pues tal vez pero que cojones... Me llevé el líquido de vuelta a la boca de mala gana por aceptar la realidad y el ardor que sentí recorriéndome la garganta hizo que mis ganas de seguir jugando aumentaran, tal vez me estuviera volviendo loca..

- Yo nunca nunca le he sido infiel a alguien - tal vez había hablado más rápido de lo que había pensando, no sabía si quería escuchar la repuestos pero esperé desde el fondo de mí que este no bebiera. Y así fue, tal vez fue por cobardía o alguna otra razón que no había tenido en cuenta pero no le presté atención y sin embargo me recosté en Kai, quien ahora no paraba de reírse con sus amigos.

No me estaba fijando en el resto de participantes en este juego, pero podría aprovecharlo para bien o para mal.

Todo lo que se podía oler en ese lugar era alcohol, sexo y suciedad, pero en el estado en el que estábamos todos, eso no nos paraba de seguir "pasándolo bien", aunque en realidad era hacerse daño cada vez más viendo la realidad.

Aún seguía prácticamente encima de Kai, bajo la mirada de Alec, que no la quitaba a pesar de ver claramente en sus ojos la rabia que tenía en ese momento, pero no había nada que me pudiera dar más satisfacción que eso.

Mi pareja pasó su brazo por encima de mi, atrayéndome más hacia él y antes de seguir hablando con el resto, plantó un beso en mis labios, uno tierno y dulce, aunque con todo el sentimiento del mundo, por ello sonreí aunque quise algo más que un simple roce de labios.

- Perdonad, la cuenta - dijo una chica con un traje y una pequeña libreta en la mano.

Ahora todos se habían callado y se miraban unos a otros a ver quien iba a ser el desafortunado que le iba a tocar pagar.

- Ya voy yo - dijo el rubio que estaba debajo de mí con un suspiro de desilusión y el resto empezó a vitorearle.

- Te esperamos fuera amor - dije levantando y dándole un beso rápido en la mejilla.

Salimos todos de allí y ni siquiera supe cuanto tiempo esperamos fuera a que el que faltaba apareciera, pero cada vez, más de nosotros iban regresando al hotel hasta que de nuevo quedamos solos, aunque no por mucho tiempo.

- Nos vemos mañana Adara - dijo Alec.

Le vi darle la vuelta para irse y sin pensar, mis labios se movieron por sí solos.

- Espera... - dije con color carmesí en las mejillas, pero con la oscuridad de la noche no se vería. - Solo quería decirte que ya me he olvidado de todo - otra mentira más, pero a estas alturas qué más daba ya - no tienes que preocuparte de eso.

<<Si es que alguna vez te había importado lo que pensaran los demás de nosotros>>

El castaño se acercó a mí con seguridad en sus pasos y se detuvo a unos centímetros de mí.

- Creo que no lo entiendes pelirroja, - y de nuevo ese latido de mi corazón imprevisto - eso es lo último que quiero que hagas. Quiero que tengas muy presente todo aquello, las caricias que compartimos, las sonrisas y los secretos que guardamos. Adara quiero que no se te olvide lo que fuimos jamás, ¿me oyes?

<< Y podríamos haber sido>> pero me gustaría haberlo añadido yo, solo que no tuve el valor de decirlo.

Me quedé mirando esos ojos un tiempo sin saber qué decir o qué hacer, procesando todo lo que acababa de decir y al parecer él tampoco.

Alec

Después de aquel día me convencí de que todo había quedado atrás, que como había dicho ella, todo había formado parte de un recuerdo que solo esperaba que no se fuera nunca, pero volver a ver esa sonrisa, los ojos brillantes que me habían mirado de tantas maneras diferentes, ahora estaban más apagados de lo usual y solo quería culpar al causante de eso. Joder... como echaba de menos esas mejillas rosadas y cómo aborrecía la manera en la que le miraba Kai.

- Hasta luego pelirroja - dije casi como un susurro, un murmullo, otro secreto entre nosotros, otro de entre los muchos que teníamos conservados.

- Hasta luego - contestó ella con su voz suave de siempre y un intento de sonrisa.

Lo único que nos daba luz en ese momento era la luz de las farolas y esta se reflejaba en sus ojos como pequeñas estrellas incrustadas en esos colores miel que ella tenía.

Me daba la sensación de que quería decir algo más, por ello la esperé, lo haría hasta que ella me pida lo contrario. Trató de murmurar algo, pero sus labios no se movieron y tampoco emitieron ningún sonido.

Se empezaron a escuchar voces no muy lejos de donde estábamos y como si hubiera sido algo mecánico, ambos miramos en la misma dirección, sabiendo de quién provenían aquellas voces.

Nos dimos una ultima sonrisa de estas que dolían, y empecé a andar. Solo volví a echar un vistazo hacia atrás para confirmar que Kai ya estaba con ella y me reí porque en ese momento era lo mejor que podía hacer, y si dijera que no había pensado o imaginado las veces que había querido ser yo el que la hiciera sonreír así, estaría mintiendo.

No todo el oro brilla igual (2º libro de No todo lo que brilla es oro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora