Sácame de aquí

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Un atisbo de suerte se nos presentaba de frente. El piso parecía vacío y afortunadamente lo que teníamos que hacer ahí no requería de mucho tiempo — aunque pocas no eran las cosas que teníamos que coger —. Sin perder más tiempo empezamos a cargarnos de ropa y demás útiles, de tal forma que acabamos haciendo unos cuantos viajes del coche al apartamento y viceversa para sacar todo cuanto antes.

Estaba centrada en el último cajón que me faltaba por desocupar y después de eso estaríamos listos para desaparecer por completo, — teniendo posteriormente que preocuparme por el espacio de la nueva casa para meter todo esto.

— ¿Querías dejar esto aquí? — dijo él por detrás haciendo que me diera la vuelta para poder mirarle. No llegué a enfocar el objeto que sostenía en sus manos, por ello no le dí importancia suficiente y tan solo agité mi mano al viento sin importarme lo que hiciera con ello.

Continué empacando el resto pero repitiendo esa misma escena de hace unos segundos en mi cabeza, fruncí el ceño al darme cuenta de lo que en verdad era. Volví a enfrentarle y entonces una vez más, una sonrisa brotó de sus labios

— Siempre me han dado curiosidad, ¿esto os da placer? — dijo mirando con gracia aquello...

<<Podrías descubrirlo tú mismo si quisieras>> Pensé de la manera más sarcástica, pero no se me pasó por la cabeza en ese momento las maravillas que él podía hacer con eso en otras circunstancias...

Me levanté con prisa y le arrebaté esa pieza de las manos, o eso intentaba. Él era escurridizo y notablemente más rápido que yo. Al darme cuenta de eso de la manera más penosa que existe, me crucé de brazos mientras le ponía una cara de irritación.

— Si te lo querías quedar, tu solo me lo tenias que haber pedido y te enseñaba a utilizarlo. — dije sarcástica refiriéndome al objeto morado que me había sido tan útil en algunos momentos de soledad, y que ahora sobresalía por su extremidad.

— ¿Harías eso por mi? — dijo con la misma ironía e inundando la habitación con una carcajada.

<<Tierra trágame>>

— Con mucho gusto, pero primero dámelo o-

— ¿Así se enciende? — preguntó interrumpiéndome al tiempo que empezaba a darle a botones al azar... <<Como si hubiera muchas opciones para equivocarse>>

En el momento en el que presionó uno de esos, este empezó a vibrar despacio aunque haciendo un ruido parecido al del zumbido de una abeja, aunque este mucho más agradable.

Alec arqueó una ceja mirando fijamente ese lugar que ahora temblaba. Parecía que se le iluminaba la cara a medida que descubría las herramientas del vibrador.

Por el contrario yo no se lo intenté arrebatar de nuevo, me quedé estática mientras le miraba con vergüenza. De todas las cosas que podrían haber pasado, no hubiera contado con esto ni por asomo...

— ¿Cómo se usa? — dijo este con voz áspera al cabo de unos segundos después de que ambos nos hubiéramos quedado en trance.

Le miré directamente en los ojos y sonreí al tiempo que negaba la cabeza con incredulidad.

— No es el momento Alec y éste no es ni mucho menos el lugar adecuado.

— Adara nadie ha dicho que vaya a pasar nada, — dijo como si yo fuera la única que había tenido esa idea. — solo tengo curiosidad. — expresó con inocencia

Rodé los ojos y suspiré, puse los dedos surcando el vértice del objeto y empecé a señalar uno por uno el resto de botones que quedaban por prender.

No todo el oro brilla igual (2º libro de No todo lo que brilla es oro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora