EXTRA:PAREJA

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Pov Sofía

Me quedé sola frente a las puertas del albergue cuando Dylan, Mark, Edgar y Tiago se fueron con el autobús; y también cuando mi equipo decidió que habian tenido un día duro y querian descansar, entrando en el edificio donde nos hospedabamos para asi cumplir con los anhelos que sus cuerpos les pedían de tocar una cómoda cama y comer algo delicioso.

Bueno, quedarme sola no sería el término correcto debido a que Paolo se encontraba a mi lado.
Habíamos pasado todo el día juntos, y aun asi no habiamos podido disfrutar de un momento privado en pareja. Si, es verdad que habíamos demostrado nuestro cariño mutuo, pero no era lo mismo estando con un grupito de 22 personas que estando los dos solos.

Así que si, ahora era nuestro momento de estar solos en lo que podía considerarse una cita. ¡Nuestro tan esperado paseo!

Senti su mano tomar la mia, por lo que voltee a mirarlo con una suave sonrisa.
—¿Vamos? —me preguntó a lo que asentí feliz.

Decidimos ir al barrio comercial del área de Japón, asegurandome ser una buena guía de mi propia zona. Durante todo nuestro paseo estuvimos charlando animadamente de nuestras cosas, mientras comíamos unos takoyaki que habíamos comprado en un puesto ambulante.
Paolo jamás había comido takoyaki, así que le estaba mostrando las delicias culinarias de mi país.

Mientras charlábamos y comíamos llegamos a la playa de detrás del albergue, riendo y tomados de la mano.

—Lo admito, están deliciosos. —comentó Paolo, con respecto a aquella comida que habíamos probado.

—¿Más que el helado? —pregunté

—Oh dios, no. Soy un italiano con honor. —realizó una mueca, sin aceptar que el takoyaki estaba tan bueno.

—¡Oh vamos, no puede estar tan bueno! —aseguré, convencida de mi misma.

Paolo me apuntó con un dedo medio amenazador, sonriendo.
—Eso es porque no has probado el auténtico gelato italiano. Ya verás, si vienes a Italia, te vas a enamorar.

Borre mi sonrisa y aparté la mirada con una mueca, causada por una fugaz idea que dentro de no mucho se convertiría en un hecho.

Paolo se percató de mi reacción, me tomó de las mejillas y alzó mi rostro para poder ver mejor mi reacción. Frunció levemente el ceño cuando vio como no sonreía.
—Sofía, ¿qué ocurre?

—Dentro de medio mes el mundial va a terminar. —murmuré, acordándome de aquel hecho. —Y tu te irás de vuelta a Italia, y no quiero que te vayas.

Comprendiendo lo que me sucedía, Paolo solo sonrió un poco con dulzura, dandome un abrazo. Sentí sus caricias sobre mi cabello.

—Yo tampoco quiero que te vayas a Japón. Pero no quiero pensar en eso ahora, te tengo aquí, ahora, y eso es todo lo que necesito.

Ladee mi cabeza un poco, recibiendo el beso que dejó en mis labios con gusto.
Seguimos paseando. Cuando nos adentramos más en la playa, nos quitamos los zapatos y caminamos con nuestros pies siendo bañados por el mar.

—¿Cómo es tu vida en Italia? —pregunté, interesada.

Hasta ahora no me había parado a pensar en aquel dato, Paolo me miró, y de inmediato sonrió.
—Bueno, vivo en Venecia. —por algún motivo me imaginé a Paolo sobre una góndola paseando por el gran canal, casi sonreí. —Mi padre era futbolista, y era bueno, pero sufrió una lesión en la rodilla que le obligó a abandonar el fútbol.

Inazuma Eleven:LOS INICIOS [Sofía Evans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora