𝗟𝗼𝘀 𝗽𝗮𝗱𝗿𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗦𝗽𝗿𝗲𝗲𝗻 ❝𝗥𝘂𝗯𝗲𝗴𝗲𝘁𝘁𝗮 𝘆 𝗦𝗽𝗿𝘂𝗮𝗻❞

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— ¡Buenos días! — Saludó bajando de las escaleras un pelinegro con su pareja detrás.

— ¡Buenos días! Spreen más te vale hayas limpiado tu habitación — Recordó un castaño mientras saludaba a la joven pareja con una sonrisa.

— ¡Ahg! Mamá no soy un niño de 10 años, ya lo limpie ayer — El pelinegro rodó los ojos a la insistencia de su madre.

— Pues cómo estás actuando pareces uno — Bufó ofendido el ojiverde mientras se dirigía a la cocina.

— Spreen ve a ayudar a tú mamá. Ahora — Ordenó otro castaño apuntando al lugar donde se había dirigido el otro híbrido.

— Pe... Bien — Aceptó fastidiado para dirigirse a la cocina y ver a su mamá sentada con una taza de café en mano y una revista de moda.

— ¿Necesitas algo? — Preguntó mirando a su hijo con los ojos algo entrecerrados.

— A ayudarte — Contestó para sentarse al lado del mayor para dar un vistazo a la revista.

— Veo que Juan está haciendo un buen trabajo contigo — El otro quedó boquiabierto ante la humillación que acabo de sufrir.

— Ajá — Intento este ignorarlo.

— ¿Recuerdas cuándo te enojabas y decías que te irías de la casa? — Preguntó gracioso viendo aún la revista mientras le daba un sorbo a su café.

— Seh — Afirmó asintiendo.

Pasado.

Un niño de 8 años empacaba de broma su ropa en su mochila, se había enojado con sus padres por no dejarlo salir a jugar.

— ¡Y me iré de la casa para vivir por mi mismo! — Grito eufórico el niño mientras salía de su habitación dando un portazo.

— ¿Entonces ya no quieres que te prepare galletas de chocolate? — Preguntó un pelinegro "triste" viendo con una mueca al niño.

— Digo... Si quiero vivir con ustedes — Murmuró apenado mientras desvíaba su mirada de su padre.

— Mañana saldras a jugar, está lloviendo y ya se está haciendo de noche — Cargó suavemente al niño para que el más pequeño recueste su cabeza en el pecho del de orbes morados.

— Más te vale lo cumplas — Añadió bufando el menor para sacarle una pequeña risa al mayor.

Actualidad.

— Hasta ahora te pones así por una latita — Mencionó dejando la revista en la mesa.

— ¡Mamá! — Llamó avergonzado porqué su esposo estaba escuchando todo ya que estaba recostado por la entrada de la cocina.

— ¿Qué? Él ya lo sabe de todos modos — Río para levantarse y darle un vistazo al otro con un guiño.

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Hola.
Se que el capítulo es corto, pero habrá doble actualización.
¡Nos vemos!