PP. Gustos Culposos

Problemas II

Segunda parte

Christopher Morgan

Me despierto con los besos pequeños que recorren mi torso desnudo, jadeo al sentirla bajar por mis piernas. Abro los ojos encontrándome con el rostro de mi mujer.

Me sonríe incorporándose para darme un beso en la boca, busca ser tierno y la dejo dándole lo que quiere. Ha estado sentimental estos días y no me molesta ni me pesa hacer esto.

La sujeto de la cintura abrazándola contra mi cuerpo, le doy besos pequeños en todo el rostro repitiendo su acción.

— Buenos días, Coronel — dice dándome un último beso antes de apartarse.

— Buen día, pudiste dormir bien? — pregunto, ha tenido pequeños dolores en la zona de sus senos. Nada de qué preocuparse, sin embargo, le ha presentado problemas al dormir. Ya que no se puede mover mucho.

— Batalle para dormir — hace un puchero — tenía hambre.

— ¿Por qué no me despertaste?—pregunto confundido — Pude haber pedido que te trajeran algo.

— No quería despertarte has estado muy cansado últimamente — eso es cierto, poco es lo que he logrado dormir. La carga aumenta al pasar de los días, juntas, conferencias, logros que obtener.

Todo lo que me pueda llegar a sumar puntos para la campaña, y no soy el único. Leonel cada vez se acerca más a mí, a Kazuky tampoco lo puedo descartar ya que es un buen competidor.

He desmantelado bandas criminal menores, voy tras los halcones todos los jodidos días. Yendo por sus centros operativos, atrapando al que se me pase por enfrente. La mafia rusa tampoco me da tregua jodiendo a cada nada.

— Lo hubieras hecho de cualquier manera.

— No te preocupes, me pare a pedirle a Tyler que me trajera algo. Estaba haciendo guardia así que fue y vino rápido.

La miro mal

— No puedes levantarte aun te recuerdo, debes mantenerte en reposo.

— Han pasado ya varios días, no hay impedimento para no empezar a moverme. No puedo estar acostada todo mi embarazo.

— Podrías hacerlo — me encojo de hombros.

— No quiero — se levanta yendo por el perro — tengo una boda que preparar.

La boda está planeada para dentro de tres semanas.

— Pensé que se estaban encargado tus amigas — le recuerdo.

— Si, pero tengo un vestido que probarme, cosas que escoger. Porque desde una vez te voy a decir que no usaré nada de lo que Gema preparo.

Que hago lo que quiera, lo que Gema haya preparado o no, no me interesa.

— Hazlo, cambia todo si es lo que quieres.

— Hay algo más — se muerde el labio rehuyendo mi mirada — yo no tengo mucho dinero en mi cuenta y ya se empezaron hacer ciertos preparativos, la cuenta va aumentar y no...

Me levanto de la cama acercándome a ella.

— Puedes escoger cualquiera de mis tarjetas para usar — la abrazo — tienes total libertad de comprar lo que quieras.

— La boda será costosa, no te molesta? — pregunta sacándome una sonrisa.

— Nena el dinero no es importante, mis tarjetas no tienen límite. Si llegas a ocupar más me pides y ya está.

No me molesta que use mi dinero como se le venga en gana. Cuando nos casemos no habrá capitulaciones así que todo lo mío será suyo y viceversa.

Suelta un suspiro sonriendo un poco