Casados

3.1K 186 45
                                    

Rachel se queda para aceptar la propuesta del Coronel.

Rachel James

Mis ojos no terminan de creer lo que estoy viendo. Hay flores, música, una linda cena pero nada de eso importa más que ver al coronel frente a mi sosteniendo una pequeña caja entre sus manos.

- No soy de palabras y hechos románticos, lo sabes. Pero no me pesa decirte que te amo.

Agonizo en mi asiento, esto es lo que siempre quise tener con él. Una cena y palabras bonitas, un poco de romanticismo que merme la toxicidad que nos rodea siempre.

- Te amo también

Respira hondo y nos pone de pie.

- No lo escucharás siempre y eso lo sabes, no soy ese tipo de persona.

Asiento sin poder decir más.

- Aun así quiero que tengas claro que lo hago y por ello....por eso quiero que te cases conmigo Rachel James.

- ¿Casarnos? - asiente rozando su boca con la mía - tú y yo?

Se ríe al ver mi estupidez

- Conoces a otra Rachel James que me ponga tanto - baja mi mano a su entrepierna.

Niego con la cabeza aún consternada.

- ¿Quieres o no, nena?

- Pero tú y Gema...

- Nada, ella y yo no somos más de lo que tú y yo somos

- ¿Me amas a mí? - pregunto en un susurro, tengo que tener claro esto.

- Solo a ti - se lanza a mi boca comiendo con tanto desespero.

Me lanzó a él sujetando su cuello con mis brazos, muerde mi boca y baja hasta mi cuello marcándolo en el proceso. Me quiere suya de tantas maneras que eso debería asustarme, sin embargo, no lo hace, me prendes más y me manda al pozo de las dependencias.

- Si quiero casarme con usted coronel - acepto.

Sonríe en mi boca y se vuelve a estampar contra mí, lo hacemos con tanta hambre y desespero, que el coño se me humedece. No me importa que aparte todo de la mesa y me suba sobre ella, tampoco que me suba el vestido y me rompa las bragas de un tirón.

Se siente en la silla quedando frente a mi entrepierna.

- Me parece que no llene con lo que me dieron - me toca con caricias suaves que me ponen a gemir como una loca - me terminarás de alimentar tú, verdad nena?

La cabeza y la boca no me dan para asentir o hablar, me retuerzo sobre la mesa y temo caerme.

Sus manos suben a mis senos, los detalla y toca con auténtico morbo.

- ¿No quieres? - pregunta - ¿No te gustaría?

Odio que me haga preguntas cuando estamos follando, el maldito sabe lo estúpida que me pone.

- Te estoy haciendo una pregunta nena, ¿No quieres satisfacer a tu futuro esposo?

Esta vez no espera mis palabras, baja su cabeza a mí y me lame como si en su vida hubiese bebido algo. Y lo pierdo, no puedo con tanto, grito, gimo y me remuevo; siento que mi corazón no da para más y no creo imposible tener un infarto a causa de esto.

- No hay nada más excitante que tu coño hambriento de mi polla, porque eso es lo que quieres cierto. Mi polla enterrada en ti.

Se levanta, quiero rogar porque siga haciendo lo que hacía pero antes de que pueda hacer cualquier cosa me lanza una embestida con fuerza.

PP. Gustos CulpososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora