la canción del lobo

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El viento aúlla en la noche helada.
Pero no es el único que aúlla.
Olvido por un momento mis penas
y dejo de llorar.
Y me estremezco porque los oigo aullar.
Lobos. Sé que están...
Porque aún sin entenderlos, los oigo aullar.
Me acerco, todavía con mi rostro empapado
al gran ventanal.
Y no veo más que el blanco manto
de una Luna Llena,
y me estremezco más.
Y entonces, sin pretenderlo,
como siguiendo un mandato
que no puedo ni quiero evitar,
me dejo llevar por los aullidos
y cierro los ojos, y entonces me parece oír más.
Palabras disfrazadas de aullidos...
Familia. Manada. Amor. Hogar.
Y entonces los oigo más cerca,
mi corazón se acelera y comienza a latir al compás
de esos pasos con garras que llegan,
atravesando las sombras
porque me sintieron llorar.
Y me seco el rostro, y me olvido de mis penas,
ya no me siento solo.
Ahora logro recordar.
Familia. Manada. Amor. Hogar.
Vienen por mí.
Reconozco esa canción.
Me han buscado. Los he esperado.
Acaban de llegar...

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