los dos amigos

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No había ser alguno que entendiera

porqué o cómo

ese ángel y ese demonio

se habían hecho amigos,

en lugar de pelear,

como era la costumbre ancestral.

Veían al demonio

desplegando feliz sus garras negras

con unos ojos inyectados de sangre

que parecían brillar

cada vez que su amigo, el ángel

lo iba a visitar.

Y veían al ser celestial,

alisando su vestido impoluto,

peinando con esmero

sus cabellos de oro

cuando sabía que su demonio favorito

estaba por llegar.

Sombra y luz,

garras y alas,

pecados y virtudes,

genealogías dispares,

nada parecía importar.

Pasaban mucho tiempo juntos

a veces en el Hades,

a veces en el Cielo,

aquel extraño par.

Pero un día ya no se los vio más...

Dioses y Diablos creyeron

que al fin habían entendido aquellos dos

que el agua y el aceite

jamás se pueden mezclar.

Hasta que, por pura casualidad,

miraron hacia la Tierra;

y sin poder creerlo,

contemplaron cómo un par de alas

y unos cuernos

corrían de aquí para allá en un potrero,

llenando el aire de risas y algarabía,

como olvidándose por un momento

del "más abajo"

y también del "más arriba"...

HEREJÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora