HEREJÍA

somos de otra estrella

Somos de otra estrella,

yo lo intuyo,

tú lo sospechas.

Somos de otra estrella,

una muy lejana

que hacía resplandecer

los firmamentos que la miraban.

Somos, tú y yo,

de una estrella azul perlada,

que alimentaba anchos ríos de miel

y destilaba puñados de rocas extrañas

que brillaban en la oscuridad

cuando las lunas en órbita se alineaban como en devota procesión

y danza.

Somos de otra estrella,

estrella que se ha borrado de cualquier memoria,

estrella que ya casi no es recordada

pero que dejó una huella

imborrable y sempiterna

en las almas

de quienes de su polvo fuimos creadas.

Esa otra estrella nos parió a ti y a mí,

con su último resplandor de luz

y con su último aliento

nos arrastró hasta aquí.

Somos de otra estrella,

estrella que en nada se asemeja

a la estrella que ahora nos cobija.

De esa estrella descendimos

que no es más ahora

que un punto de luz muerta,

pero cuyos escombros parecen resonar,

querer respirar,

despertar, resucitar,

cuando en las noches solitarias

es capaz de oír a nuestros corazones por ella, llorar y suspirar...