-Vhagar

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Aemond Targaryen



Caminaba sigilosamente entre los pasillos, no había dormido ni un solo minuto.

Lo único en lo que me había concentrado era en calcular mi jugada maestra para poder reclamar mi dragón, pero no quería hacerlo sin Aemma.

No sin ella.

Me tomo algo de tiempo descifrar su recámara, pero por fin conocía el camino.

Mi hermana y Aemma siempre se iban a dormir más temprano que los hombres, no se porque era esto pero simplemente las protegían más a ellas.

Sabía que al llegar al pie de su puerta estaría Sir Jorah, ó si no un guardia en turno.

Cuando estuve finalmente ahí me dí cuenta de que tenía razón justamente allí estaba.

Me acerque con seguridad, y hable.

-Necesito ver a Aemma-

-Esta dormida- Pronunció sin siquiera mirarme a los ojos.

Me molestaba hecho de que olvidase que yo era el príncipe también.

-Sir Jorah, quizás Aemma no le dijo nada, pero le aseguro que esta despierta esperándome- Dije con aún más seguridad.

El me miró muy fijamente analizando cada paso que daba, y para mí sorpresa abrió la puerta y sin más pase.

La habitación era muy grande, estaba oscura en algunas partes de la habitación, pero debido al enorme ventanal lograba entrar mucha luz.

Ahí estaba ella, descansando en su cama, tenía su camizon puesto, entre sus manos había un libro, pero debido a que estaba dormida este permanecía débilmente sobre sí.

Se veía realmente bien, me daba paz y tranquilidad, hasta que en un cierto punto dude en despertarla, no quería perturbar su sueño que aparentaba ser plenamente placentero.

Pero con todo el dolor de mi alma, comencé a removerla entre las sedas, ella solía gemia levemente.

-Cinco minutitos más, madam Pot- Dijo casi en un susurro aún con los ojos cerrados y su cara en la almohada.

No había nada más difícil en este mundo que levantar a Aemma de la cama.

Lo intente consecutivamente pero nada resultaba, hasta que me surgió una buena idea.

Tome muchos cojines y los comencé a colocar a un lado de la cama, creé una pequeña montaña, me asegure que no se golpeara en ningún sitio.

Finalmente comenze a rodar su cuerpo por la cama, hasta que llegó mi borde y sin más la lancé a los cojines.

Al instante escuche sus balbuceos, decía como "Nunca me dejan dormir tranquila", "Espero que esto valga la pena Aemond".

Finalmente se levantó y me miro fijamente.

-Maldito seas- Contestó con su cara hinchada y sus ojos entrecerrados.

-¿Pero que estoy escuchando, mi dulce princesita a dicho una palabra indebida?- Dije en un tono burlesco y a la vez sarcástico.

Ella camino hacía mi y me dio un abrazo de buenos días, y sin más me dijo aún sin separarse del abrazo.

-No son palabras indebidas, son adjetivos de alto impacto- Argumentó riendo sutilmente.

Nothing to lose [Aemond Targaryen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora