Prólogo

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Elevador

- ¡Ha salido, ha salido! - Gritó efervescente el rubio, dando ligeros saltos en su lugar mientras observaba por la mirilla.

- Callate, cabrón, que nos va oír. - Rápidamente cubrió con ambas manos la boca del más alto. Una vez más se asomó por la mirilla de la puerta, podía ver al chico que lo traía tontamente enamorado, pasar frente a está. Su rostro dibujaba una boba sonrisa que fue abruptamente borrada al sentir la viscosa y caliente lengua sobre su palma, retirandola al instante de la boca ajena. - Eres un puto asqueroso. -

- Puaj. Deberias lavarte las manos. Me supo saladito. - Con exageración paso la manga del hoddie por su lengua. - ¿Y tú qué esperas? ¿No se supone que ibas hablar con el emo? -

- Óyeme, no le digas así a-...- Indignado, estaba por defender a su "amor" hasta que cayó en cuenta lo que había dicho su amigo. - ...verga. ¡Se me va, se me va!.-

Rápidamente abrió la puerta de su departamento para dirigirse corriendo al pasillo que daba al elevador. Se detuvo antes de doblar al pasillo continuo, haciendo un mantra con las manos para relajarse y actuar natura. (Vamos, tu puedes. Solo háblale como a cualquier otra persona...💭) Se dijo a si mismo mentalmente.

Con todo el coraje sacado del culo, siguio caminando hasta por fin verlo. Justo en el momento en el que el elevador abrió sus puertas, y sin más, apresuró el paso antes de que se cerrarán detrás del chico quién fue tan amable de detenerlas para que pudiese llegar.

- ¿Bajas? -

- A-ah. Yo. Ah. S-si. - Pronunció con nervios dándose una bofetada mental. ¿Que carajo había sido eso? ¿Por qué tartamudeo? Siempre le pasaba lo mismo cuando estaba cerca de aquel.

- Genial. - Dijo con una suave sonrisa, marcando el botón en el tablero de ascensor.

- ¿Como estás?

- ¿C-como estás?

Dijeron al unisono. Unos más fuerte que el otro.

Por su parte el menor se tensó, bajando la mirada con un enorme rubor. Si su amigo lo viera le haría tremenda burla por comportarse como una colegiala enamorada.

- E-estoy muy bien gracias. ¿Tú? - Contestó sin mirar hacia arriba. Su vista estaba enfocada en los zapatos ajenos, unos lindos converse negros.

- Me alegra. Tambien estoy de maravilla. - Dijo con su aterciopelada voz grave. Para los oídos de cualquiera, era una caricia. -¿Como está tu madre? -

- ¿Mi mamá? - Esa pregunta si que lo saco de "onda". El vivia solo y hasta donde recuerda su madre no había visitado su hogar. - Pues... está bien. -

- Que bien, mándale un saludo de mi parte.

(pero y a éste que le pasa...💭) - S-si. Cuando la vea. Hasta la próxima primavera... -

- ¿Ya comiste? -

- Eh. Si, hace un rato. - No entendía en absoluto la extraña plática con el mayor. Pero supuso que esa era su manera de entablar una conversación y no cuestionaria sus métodos. Si de ésa manera podía conocer más del Castaño, no le importa termina charlando de la infidelidad de la vecina.

- Que te parece si hoy en la noche vamos al nuevo restaurant de la calle 800.

- Oh. Eres muy amable Luzu, pero debo estudiar para un exámen mañana y- ...

𝙴𝚕 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝚊𝚙𝚊𝚛𝚝𝚊𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘 512 ☀︎︎ 𝒍𝒖𝒄𝒌𝒊𝒕𝒚 ☀︎︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora