Cartomancia

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Lo último que percibe es la sensación de hundirse en el agua. Cinco años después, aún siente como si viviera dentro de un sueño retorcido.

Will deja el desarmador en la mesa de trabajo, sosteniéndose de la misma mientras exhala un suspiro.
Las imágenes en su mente comienzan a entorpecer la reparación de aquel viejo motor.

Toma una profunda respiración intenta volver a concentrarse. No funciona. Ha aprendido que no debe forzar la mente ni pelear con el pasado. Cerrando los ojos, permite que sus recuerdos fluyan.

Recobró el conocimiento al varar en la arena, trayendo consigo el dolor. Sus heridas arden con intensidad. Logra inclinarse antes de vomitar agua con coágulos de sangre. Solo ve como el líquido oscuro corrompe el mar.

Aturdido, intenta enfocar su vista alrededor. La luna es la única débil luz entre las tinieblas, pero eso basta para vislumbrar la silueta a un par de metros de él. Hannibal.

El hombre yace recostado e inmóvil.
A esa distancia Will no puede ver si está respirando.

Intenta llamarlo, pero la hinchazón en su lengua no le permite articular palabras y en cambio envía otra ola de dolor a su sistema nervioso.
Agacha la cabeza para dejar salir la sangre que se aglomera en su boca.

Una vez puede respirar, sin pensarlo dos veces, usa la poca fuerza que aún mantiene y se arrastra hacia aquel cuerpo inerte. Conforme se acerca lo invade una angustia descomunal.

Meses antes habría deseado que Hannibal muriera, pero en ese momento el terror que siente le hace pensar incluso en las pocas oraciones que alguna vez su padre le enseñó.
No quiere perderlo.

Al llegar a su lado busca el pulso en su cuello. Derramando un par de lágrimas al ver que es estable. Aún tienen otra oportunidad.

Sus pensamientos son interrumpidos por un ladrido.

Sale del cobertizo dirigiéndose a la entrada de la casa mientras limpia sus manos llenas de aceite con un trapo.
No espera visitas y todavía no se ha pasado del tiempo límite para entregar los otros botes que está reparando.

- ¡Jasper, ven!

El perro se acerca a Will dando un par de vueltas antes de seguir ladrando a la intrusa. Es la Sra. Evans, una anciana que vive a cuatro casas. Es viuda y prepara un excelente Sticky Toffee que suele compartir con ellos.

- Buenas tardes Sra. Evans ¿Sucede algo?

El no verla con un recipiente en sus manos hace que Will se muestre confuso. Ella sabe que hoy Hannibal salió a dar clases en el Royal College of Art, por lo que no podrán jugar ajedrez ni charlar sobre literatura.  Con Will la anciana no ha tenido oportunidad de ser tan amigable.

- Buenas tardes Sr. Gray, solo quise venir a saludarlo... Y a ti también, preciosa Lily

La mujer extiende su mano para acariciar a un pequeño perro blanco que comienza a brincar a su alrededor. Will la rescató y a su hermano Liam de unos pseudo brujos hace algunos meses, parece que les gusta practicar rituales en el bosque colindante a su nueva casa.

- Han... El Sr.Hughes no se encuentra aquí. Si gusta, cuando regrese le digo que vino a buscarlo

Intenta no reír al pronunciar aquel apellido. Pocas veces lo puede decir, pero tiene la satisfacción de que Hannibal usa constantemente un nombre que él le otorgó para su vida en Inglaterra.

No cambiaría mi elecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora