VIII La Fuerza (Parte 1)

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Abre los ojos.

Se encuentra recostado en una gran pila de basura que se le clava en las costillas. El sonido de patrullas acercándose taladra sus oídos y hace que se ponga de pie con dificultad.

Will se encuentra sumamente desorientado. Hasta hace unos minutos dormía junto a Hannibal. ¿Cómo es que terminó ahí? Y antes que nada ¿Dónde es está?

- ¡Charlie! -

Desvía la mirada hacia el lugar de dónde proviene el grito, para encontrarse con una imagen aún más extraña. Hannibal -Vestido con una apretada camisa negra de manga corta- se encuentra observando como una chica pelirroja intenta sujetar la cuerda que va cayendo por la orilla de un muelle.

El constate bullicio a su alrededor le indica que los policías comienzan a rodearlos, decide acercarse más para comprender mejor el panorama.
No es el FBI ni la policía Inglesa...

Cuando los matones que ayudaban a Hannibal comienzan a huir aprovecha y chocando con uno le quita su pistola.
El hombre quiere reprochar, pero su instinto es más fuerte y mejor continúa corriendo.
Will tiene un mal presentimiento.

La chica llora mientras ve a Hannibal quién... ¿Tiene un tatuaje?... quién la observa con una intensa expresión de dolor.
Ahora sabe que no puede ser el Hannibal que conoce...

Sin embargo, eso no lo detiene de dispararle al joven policía cuando ve que el Hannibal impostor voltea dispuesto a ser un blanco fácil.

Todo se sale de control.

Hannibal despierta sin necesidad de una alarma.
Poniéndose de pie se cubre con una bata y camina hacia la puerta para sacar a los perros.
Sabe que Will los ha adiestrado lo suficiente para que no hagan desorden dentro de casa, pero eso no impide que algunas veces haya pequeños accidentes.

Con el actual sueño pesado de su compañero, Hannibal ha adoptado la misión de abrirle la puerta a los perros y prepararles el desayuno. Sacando un par de bolsas de carne y vegetales que guarda para ellos, comienza con su día.

Al llegar el turno de guisar sus propios alimentos siente cierta incomodidad al no ver que Will entre a la cocina.
Normalmente solo tarda 30 minutos después de que él se despierte.

Sube a la habitación para ver que es lo que lo hace demorar tanto, frunciendo el ceño por la escena frente a él. Nada. Will no está.

- ¡Jasper, no vayas tan lejos!

Hannibal camina entre los árboles, intentando ser cauteloso, una tarea difícil si lleva consigo a tres perros que se revelan contra sus ordenes.

Ya inspeccionó el cobertizo, revisó el auto, contó todas las cañas de pescar. Y nada. Nisiquiera tomó su teléfono.

Buscando algún vestigio de persecución en la calle, solo logró captar unas sutiles huellas que se dirigían al bosque.

Una parte de él espera que Will tenga otro cuadro de encefalitis y eso lo haya hecho salir de casa a mitad de noche, pero las huellas no concuerdan con ninguno de sus zapatos y teme que algo más esté sucediendo.

No cambiaría mi elecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora