XVIII La Luna (Hannibal)

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Al despertar espera que todo fuera un sueño y Will se encuentre durmiendo a su lado. Por desgracia no es así.

Sale del cuarto iniciando su rutina habitual, cuando entra a la cocina se da cuenta que el felino se ha marchado. Ya volverá.

Frunce el ceño al ver que Aiden volvió a tomar su cuaderno de dibujo si permiso. Lo comienza a hojear para ver que todo esté en orden, hasta detenerse en un dibujo que no reconoce. Siente como su corazón da un vuelco ante la imagen.

Sentado en un trono vestido con el atuendo de un rey, Aiden ha logrado captar sus rasgos con detalle.
Pero lo que más le emociona es ver como ha dibujado a Will, usando una armadura se encuentra de pie a su lado sosteniendo su mano y a la vez empuñando una espada.
A su memoria llega una frase que casi había olvidado "Eres la mangosta que quiero debajo de la casa cuando las serpientes se deslizan".

Hannibal levanta la mirada del dibujo al escuchar como abren la puerta de la habitación de invitados. Espera ver a Will o inclusive al artista del dibujo, pero los pasos son diferentes.

Jasper y Liam comienzan a ladrar, dejando a la mitad su desayuno para registrar al extraño.

Instintivamente lleva la mano a uno de los lápices abandonando el cuaderno para tener más libertad de movimiento.

- Buenos días, debo admitir que tu casa es mucho mejor que un hotel.

El hombre avanza ignorando a los perros y entra a la sala dejando un beso en los labios del anfitrión antes de avanzar a la cocina para beber un vaso de agua.

Hannibal guarda el cuaderno y los libros que Aiden utilizó, manteniendo al alcance aún el lápiz. Tal vez deba cambiarlo por un bisturí.

Parece que Aiden se ha ido y alguien tomó su lugar. No sabe exactamente a que hora habrá sido, puesto que el hombre aprovechó para ducharse, vistiéndose con uno de los elegantes atuendos que el mayor ha comprado para Will y su pareja los esconde en aquella habitación.
De no ser por la extravagante barba, su aroma desconocido y el que usara aquella ropa sin necesidad de un chantaje, casi podría confundirlo con Will.

- ¿Sabe cómo llegó aquí?

Su andar calmado le genera dudas a Hannibal. Aiden llegó sin entender que sucedía, pero aquel hombre parece cómodo con su situación actual. Demasiado cómodo.

- ¿Acaso importa? No es la primera vez que despierto en la casa de un hombre casado. Por cierto, dime Sam. Después de el sexo las formalidades sobran.

Regresa llevando una manzana a sus labios y le sonríe con picardía. Se sienta en uno de los pulcros sillones sin importarle que caiga un poco de jugo de la fruta en su manga.

- Es una lástima que no recuerde cómo fue nuestro encuentro, si aún tienes tiempo podríamos ir a por otra ronda antes de que llegue tu esposa.

Declina la oferta con tranquilidad. Realmente no está interesado en tener una aventura con alguien.
Continúa revisando algunos ensayos, intentando concentrar su mente en el contenido en vez de la mala redacción. Puede que Will tenga razón y su vocación no sea la de maestro.

Cierra la carpeta de los ensayos y con parsimonia saca de su escritorio un pequeño y olvidado cuaderno.

- Cuénteme, Sam. ¿Qué estaba realizando antes de nuestro... encuentro?

El hombre se anima al ver que su anfitrión le dirige la palabra. Decide ignorar el hecho de que no cambia su lenguaje formal.

- Visité un tiempo a mi querida Bárbara Baekeland. Es una mujer con encanto, se encuentra pasando por un momento difícil y quise ayudarla un poco.

Hannibal lo analiza con la mirada mientras hace algunas anotaciones. Está demás suponer que ese hombre cuenta con múltiples amantes.

- ¿De qué manera ayudó a Bárbara?

Sentándose frente a él nota como Sam se acomoda en el sillón sin dejar que los perros lo comiencen a olfatear. Lily es la más insistente.

- Intenté hacer que se reintegrara a la sociedad. Que se paseara con desenvoltura y su característico encanto. Formar un ejemplo a seguir para Tony.

Perdiéndose en sus pensamientos, no le importa mucho que Hannibal lo interrogue. Le encanta ser el centro de atención y más con hombres guapos.

- ¿Usted buscaba ser la figura paternal de Tony?

Sam rie con ganas mientras niega. Llevando a sus labios un vaso con agua (Hannibal no quiso ofrecerle alcohol) antes de responder.

- Para nada. Ambos son dignos de ser amados de la misma forma. Tuvimos un par de encuentros, los tres... Él necesitaba relajarse y dejar de ser la sombra de su madre

Se estira, sorprendido por haber revelado toda esa información a un sujeto de quien nisiquiera recuerda su nombre. Tal vez sea momento de cambiar el rumbo de la conversación.

- ¿No tienes hambre? Apuesto a que puedes pedirle a uno de tus sirvientes que saque a los perros y después prepare algo de comer.

Hannibal lo observa incrédulo, agradeciendo que Sam no pueda detectar el cambio en su expresión.
Nunca imaginó que alguna vez escucharía salir esas palabras de alguien parecido a Will.

- ¿Le incomodan los perros Sr. Green? Temo decepcionarlo, pero en esta casa no tenemos sirvientes.

Sam frunce el ceño ante su respuesta.

- Me gustan los perros. Pero tenerlos dentro de casa es muy problemático y poco higiénico ¿No lo crees?

El mayor no niega sus palabras, pero al bajar la vista y encontrarse con un Jasper a su lado sabe la respuesta.

- Cuando se educan correctamente, pueden llegar a comportarse igual o mejor que una persona

Se sorprende una vez las palabras salen de su boca.
Agradece que Will no lo escuchara o en menos de tres meses la casa se volvería un albergue canino.

La gota que derramó el vaso fue su segundo intento de llevarlo a la cama.

Soportó que lo besara por sorpresa e insultara a los perros. Pero nunca toleraría dañar el honor de Will al cometer una infidelidad.

Incorpora el ajo al sartén mientras prepara Pomana Porcului al sentir que una comida Rumana es la mejor opción. Además, es necesario que el cerdo sea fresco.

Solo bastó un movimiento para que Sam se desmayara una vez lo tuvo a una distancia corta. Está dispuesto a asesinarlo, pero la incertidumbre de si eso dañará a Will lo detiene. Aunque tal vez él estaría de acuerdo con su decisión.

Lleva el cuerpo inherente a la habitación oculta que Will le ayudó a construir, decidido a usar una de sus extremidades a falta de la carne apropiada para la receta que tiene en mente.

Procura ser lo más cuidadoso a la hora de manejar las dosis de sedante, manteniendo además el cuerpo lo suficientemente hidratado para que no se desangre.

Tiene suerte que ha pesar de su tan activa vida sexual no presente ninguna enfermedad. La habría olido, es fácil de detectar.

Una vez realizó el corte y la pertinente curación, volvieron a la cocina. Los perros saben que no deben entrar a la cocina a menos que Will se los permita. Así que solo observan desde una distancia prudente como su dueño prepara uno de sus extravagantes platillos.

Todo parecía en orden, por desgracia Hannibal no previo la poca resistencia del sujeto.

Mientras deja cocinar los últimos cinco minutos la carne, se dispone a despertarlo.
Al girar en su dirección el pánico se apodera de Hannibal. No hace falta revisar para darse cuenta de que ha muerto.

Hace todo lo posible por intentar revivirlo, pero el cuerpo se desintegra frente a sus ojos.

Murió,
y no sabe si con él también murió Will.

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XVIII La luna

(Derecho)
Simboliza tanto la ilusión como el miedo, la ansiedad, la inseguridad, el subconsciente. Lo que está en nuestra parte más oscura.

No cambiaría mi elecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora