- ¿Nunca te han dicho que los tonos de tu voz combinado con tus molestos comentarios resultan ser irritantes? No entiendo como la gente te soporta, y no estoy persiguiendo a tu hermano, no tengo la culpa de querer pasar una tarde caminando tranquilo y que él se atraviese por mi camino, y no quiero que me vea. - lo último que necesitaba Jin era que le recordaran lo que pasó esa noche, el cómo fue capaz de perder el orgullo y su semblante arrogante al ver al que fue el amor de su vida en ciertas condiciones.
- Lastima que tu cara sea lo único lindo en tu ser, personalmente no entiendo que vio mi hermano en ti, siempre hablaba de lo lindo que eras, como lo hacías sentir tan especial, pero te veo y solo encuentro arrogancia y vanidad.
- Gracias por el halago, al menos aceptas que poseo una belleza natural, que considerado de tu parte, ¿puedes irte? O ¿quieres arruinarme aún más la tarde?
No era de esperarse que pronto el ambiente se pusiera tenso, con esos dos nunca se podría llegar a una conversación racional, y a pesar de haber crecido parecía que no habían madurado en lo más mínimo.
A lo lejos Namjoon se había percatado de la presencia de Seokjin en ese lugar, y no podía dejar de admirar su belleza, ni podía dejar de repetirse a sí mismo que el cabello negro era definitivamente su favorito, pero añoraba su pelo castaño como cuando eran jóvenes, admiraba sus ojos, su figura, su esbeltez, su piel, sus rojos labios, su ropa ajustada, adornada con accesorios que a simple vista parecían ser demasiado caros, sin duda seguía enamorado de él como el día que se vieron por primera vez.
Salió de sus pensamientos al ver que su hermano estaba, por lo visto, buscándole pelea a Seokjin, como solía hacerlo desde jóvenes, sin embargo se dedicó únicamente a observar, siempre tenían peleas tontas, aunque Namjoon podía notar como con cada provocación a una pelea que Jackson soltaba para Seokjin, se apegaba más al cuerpo de este.
- ¡No te atrevas a tocarme! - dijo Seokjin alzando el tono de voz a uno altanero y nervioso, Jackson se había atrevido a tomar una de sus manos de un momento a otro sin explicación alguna, Seokjin lo relaciono con algún tipo de enfrentamiento y su primera reacción fue apartarlo a la fuerza.
- ¿Quien quisiera tocarte? Yo solo quiero que te vayas de este lugar y dejes de acosar a mi hermano, se supone que el desesperado en estar juntos es el, no tú, ¿al menos tienes el valor de decirle que no lo quieres cerca? Tus nuevas intenciones parecieran permanecer a su lado.
Namjoon tenía miedo, esas palabras lo habían descolocado, ¿tanto daño le hizo para despreciarlo de esa manera?
- Pretendo alejarme de ese hombre cueste lo que cueste, se hace el arrepentido tratando de arreglar las cosas conmigo, cuando yo le dije desde un principio que podía perdonarle todo, menos una infidelidad, y no desperdicio el primer momento para caer ante la tentación y tener un amorío a mis espaldas, odio pensar en que mi pobre primo que en ese tiempo era tan solo un pequeño niño tuvo participación en eso, entregando las cartas y detalles a la chica esa.
Namjoon desde su escondite cercano no pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas, no sabía diferenciar si las palabras que salían de la boca de Seokjin era porque sentía dolor, rencor u odio hacia su persona, pero cualquiera de las tres era devastadora para sí mismo, lo menos que quería era que la persona que más amaba lo despreciara por todos los errores que cometió, era claro que no importaba cuantos "lo siento" le dijera, nada podría hacer que Seokjin volviera a lo que era antes.
Ningún perdón lograría que Seokjin vuelva a amarlo.
- ¿No crees que has llevado todo de manera exagerada? - intervino Jackson - A penas eran unos críos cuando estuvieron juntos, ninguno sabia como amar o ser amado, y de vez en cuando uno debe aprender a perdonar y sobre todo tonterías del pasado.
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ℜ𝔢𝔪𝔢𝔪𝔟𝔢𝔯 𝔪𝔢, 𝔭𝔩𝔢𝔞𝔰𝔢... [𝐘𝐌]
FanfictionYoongi los amaba, tenía a su hermoso esposo, al que le había jurado una vida llena de amor y cero engaños, y tenía a su linda amante, a la que le había jurado amarla para siempre. - Querido Jimin, el que llenaba mis días de alegría, el que jugaba c...