III - INVESTIGACIÓN

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George, un hombre de 1.70 cm, 43 años, piel blanca, cabello gris, ojos azules con barba y bigote. Ese era el padre de Oliver.

Había llegado a las 4:54 a la casa con el olor a alcohol impregnado en su ropa. Entre quejas y gritos con insultos, se acercó tambaleándose a su cama y se recostó en ella quedando dormido al instante.

El día anterior había ido a una fiesta en un club en el cual hizo apuestas y se endeudó más de lo que ya estaba con unos tipos que daban malas vibras. Después de tomar hasta que lo echaran del lugar, se fue a un prostíbulo en el cual terminó en una habitación con una chica de unos 28 años haciendo cosas para nada santas.

Después de quedarse dormido, a las horas se despertó notando que la chica no se encontraba por ningún lado y su billetera estaba casi vacía.

Furioso, bajó y le reclamó entre gritos a los que supervisan el lugar quienes terminaron llamando a seguridad y lo echaron del lugar por hacer un escándalo en la madrugada e intentar agredirlos. Regresó a su casa maldiciendo a todo el mundo.

Unas horas más tarde, se despierta y se dirige a la habitación de Oliver, a quien le grita que le preparara el desayuno. Al ver que nadie salía de la habitación, se adentra en esta insultando al muchacho con intenciones de agredirlo, pero se da cuenta a los segundos que el chico no estaba.

─Maldita sea, ¿¡Dónde diablos se ha metido esa basura!? ─con rabia empieza a buscarlo por toda la casa, pero al no encontrarlo por ningún lado cayó en cuenta que el chico había escapado─ ¡Jodida mierda, engendro del demonio! ¡Eres igual que esa prostituta que tienes por madre!

Después de soltar unos insultos y maldiciones al aire, decidió ir a preguntarle a los vecinos si lo habían visto salir. No, antes de eso, decidió ir a preguntarle a aquella mujer que quería con mucho entusiasmo a ese chico.

Salió y se dirigió a la casa de al lado para después, tocar la puerta de Emmeline.

─¡Ya voy! -se escucha y a los segundos abre la mujer quien al verlo se puede apreciar su rostro de sorpresa─ ¿George? ¿Qué haces aquí?

─No te hagas la idiota. Dime dónde está Oliver.

─¿Oliver? No tengo idea de a dónde habrá ido.

─Maldición, Emmeline. ¡Ya dime de una vez dónde diablos está ese jodido chico! ─dice sin paciencia y con estrés notable.

─¡Ya te dije que no tengo idea! Me prohibiste verlo desde hace más de un año ─le recuerda con el ceño fruncido.

─Lo tienes escondido en tu casa, ¿verdad? Déjame entrar ─La empuja haciéndola a un lado sin esperar una respuesta.

─¡George! ¡Ya te dije que Oliver no está aquí! ─exclama, siguiéndolo.

George empezó a buscar de habitación en habitación, en los baños, en la cocina, en el patio, debajo de las camas, detrás de la lavadora y refrigeradora, pero no lo encontró.

─¡Jodida mierda! ¡Emmeline, ya dime dónde lo escondiste! ¡No tengo tiempo para tus malditos juegos! ─se le acerca de forma amenazante.

─¡Ya te dije que no sé dónde está! ¡No lo tengo escondido!

George gritó con enojo y tiró unas cuantas cosas de la casa mientras Emmeline le decía que se detuviera y que él no tenía derecho para que le desordenara de ese modo la casa, puesto que la casa era de ella y no de él.

─¡Joder! ¡Maldición! ¡Mierda! -se jala el cabello con estrés- voy a encontrarlo. Esto no se quedará así, estúpida mujer ─le advierte y sale de la casa azotando la puerta.

Un Secreto En La Sangre (Libro 1 - Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora