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Maia

Taylor Swift suena a todo volumen en el coche, absolutamente todos los del coche están cantando como si la vida les fuera en ello, Jenna se encuentra a mi derecha moviendo los brazos como si estuviera en un concierto, Emily quien está a su lado canta con las manos en el pecho, y ya los chicos son un caso totalmente perdido, Julián creo que incluso está llorando, cosa que hace que sea todavía más irreal la situación, y Oliver está cantando pero exagerando, haciéndolo mal, aun sabiendo que canta bien.

—Maia animate —me sonríe Jenna mientras me da unos golpes en el hombro, yo solo puedo negarme, haciendo que ella asienta y vuelva a lo suyo.

A pesar de que me sé las canciones de memoria de todas las veces que las he escuchado, soy incapaz de soltarme, de cantar como lo hice en la terraza ayer, imágenes de las veces que cantaba en el parque con mis amigas pasadas las 12 de la noche en Madrid, solo soy capaz de hacer este tipo de cosas si estoy en confianza con todas las personas que están en el lugar, o sino solo me dedico a mirar el ambiente.

Comienzo a murmurar las canciones, juraría que nadie se dio cuenta, pero me equivocaba, sentí una mirada y al levantar la vista vi por el retrovisor que Oliver estaba sonriéndome, esto hace que me ponga roja.

...

Al llegar voy directa a mi cuarto para dejar las cosas e ir al bufete solo con la llave del cuarto y el móvil.

Los pasillos del hotel son en tonos verdosos, hay unos cuatro pisos y mi cuarto justo está en la última planta por lo que debo de coger el ascensor pero para mi mala suerte este estaba tardando mucho en llegar asi que decido bajar andando.

Mala decisión, cuando apenas me quedaban unos diez escalones para llegar al final escuchó los pasos de una segunda persona, un golpe en la espalda y después todo se vuelve oscuro.

...

Me despierto con un fuerte dolor de cabeza y cuerpo, un techo totalmente blanco me deja confundida ¿dónde estoy?

—Maia, menos mal que estás bien.

Jenna aparece en mi campo de visión y mientras intento incorporarme alguien me sujeta para después tirarme para abajo.

—Ni se te ocurra moverte si no quieres hacerte daño.

Oliver, como no.

—¿Cómo es que te caíste por las escaleras?

—¿Eres siempre así de directa Jenna? tu prima se acaba de despertar después de la hostia que se ha metido y tu ya la interrogas.

—Oliver, es raro que se cayera desde tanta distancia, por no decir que cuando escuchaste el golpe y bajaste a ver me dijiste que escuchaste pisadas de otra persona.

Miro fijamente a Oliver, si él escuchó las pisadas significa que no fue una imaginación mía.

—Me empujaron.

—¿Qué? ¿Cómo que te empujaron? —murmura Jenna preocupada.

—Escuche unas pisadas detrás mia—suspiro mientras cogo aire— y después alguien me dio un golpe en la espalda.

—¿Viste quien fue?

—No...

—Ya descubriremos quién fue, ahora lo importante es que estés bien.

—Ahora, la enfermera dijo que si cuando te despertaras tenias hambre y podías caminar que fueras a la cafetería, ¿te ves capaz? —la mirada del pelinegro se me clava en lo más profundo de mi ser.

—Vamos.

Ellos asienten y Oliver me ayuda a levantarme de la camilla, en el camino desde la enfermería hasta la cafetería fue corto pero en todo momento fui sujetada por Oliver.

En cuanto llegamos a esta Julián y Emily se encontraban sentados en una mesa donde hay cinco sillas, ambos me sonríen y comenzamos a cenar después de que me preguntaran como me encontraba.

Durante la cena apenas como por falta de apetito y estar incómoda, Emily como siempre está hablando todo el tiempo, me mantengo apartada de la conversación hasta que ella me llama.

—¿Cómo es que fuiste tan torpe para caerte por las escaleras?

Agacho la cabeza mientras que ella sigue repitiendo la pregunta, mi respiración comienza a agitarse por lo que mis puños se cierran, el dolor de clavarme las uñas hace que la respiración se me controle un poco.

Un golpe seco en la mesa hace que levante la vista.

—Emily a ti qué más te da si ha sido torpe o no, esto le puede ocurrir a cualquiera, incluyendote a ti.

Oliver parece enfadado, demasiado diría yo, aprovecho que todos se han quedado en silencio y me voy a la terraza de la cafetería.

Oliver

El comportamiento de Emily me ha parecido demasiado inmaduro, sobre todo porque sabe que ha estado inconsciente durante casi una hora.

Maia se ha ido a la terraza y sin pensarlo mucho voy detrás de ella.

Está temblando mientras se mirá las manos bajo la luz de la luna, me sitúo a su lado mientras la toco la espalda, ella se me queda mirando mientras baja las manos, intentando ocultarlas, pero es demasiado tarde.

—¿Por qué te haces esto a ti misma Maia? —deja de respirar durante unos segundos, supongo que porque se creía que no lo había visto.

—Es algo que no puedo evitar cuando comienzo a alterarme.

—Te puedes hacer bastante daño haciéndolo.

—¿Y por qué crees que lo hago? ya te lo dije, es lo único que me calma.

—Hay más formas.

—Claro que no —murmura para después dirigir su mirada a mis ojos.

—Cuando estés inquieta buscame y hare que te calmes, da igual la de veces que vengas o falle.

—¿Por qué harias eso? No tiene sentido que me deje ayudar, ni siquiera sabes porque hago esto.

—Maia déjame ser quien te ayude a enfrentar tus miedos, no te mereces hacerlo sola, no me importa el no saber que ocurre en tu mente, estoy seguro que cuando te demuestre que puedes confiar en mí me lo contarás. 

 

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Si tan solo fuera valienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora