[Capítulo 21]: El nacimiento de un demonio

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El cuerpo de William tardó al rededor de 15 minutos en recomponerse.

-¿Nova? ¿Qué ha ocurrido?

Nova había atado a la infante, la cual permanecía sentada en el suelo junto a Galahar, apoyados ambos en una pared del pasadizo.

-Al entrar encontré a esta niña rebuscando entre tus intestinos. No sé qué trataba de hacer pero era repugnante.

William se levantó apoyándose en una roca y se acercó a la misteriosa pequeña.

-En su bolsillo. ¿Puedes verlo?

Nova acercó su cabeza a éste.

-¿Hmm? ¿Una navaja?

William se acercó y se la quitó, mientras la niña le gritaba para evitarlo.

-No es una navaja cualquiera, Nova. Dadas las circunstancias asumo que ésto es un arma divina. La niña estaba buscando mi alma celestial para acabar con mi vida.

Nova se sorprendió ante las palabras del dios de la certeza.

-¿Cómo una niña salvaje y cromañona como ésta puede tener un arma divina? ¿Y cómo es que sabe que eres un dios?

William sonrió.

-La respuesta a eso es tan sencilla como beneficiosa para nosotros. Este ser sucio y salvaje es la niña que estábamos buscando, Henna. La hija de un dios.

Henna soltó un gruñido y giró su cara hacia otro lado.

Galahar soltó un par de lágrimas.

-Lo siento, pequeña doncella. Tuve que decírselo, me habían amenazado.

-Tranquilo, Galahar. Los únicos culpables son ellos.

Henna miró con odio a los Londinenses mientras rascaba la cuerda que la mantenía presa contra la pared rocosa de la cueva.

William se acercó a observar de cerca a la infante.

-Parece que sabes hablar. Veamos... ¿Quién es tu papi?

El dios de la certeza tomó un táser de uno de los bolsillos de Nova y lo acercó al cuello de Henna.

-Tienes 3 segundos para responder.

Henna escupió en una bota de William, a lo que éste contestó activando el táser a máxima potencia.

Un graznido salió del alma de la niña mientras se retorcía tratando de soportar el dolor.

Galahar trató de levantarse, pero fue inútil.

Nova puso una mano sobre el hombro de William.

-Pequeño Will, es sólo una niña...

William no dejó lo que estaba haciendo.

-Silencio, Nova. No cuestiones mis métodos. Sabes que son infalibles.

Nova quitó su mano de encima del dios de la certeza a regañadientes y se limitó a mirar hacia otro lado.

-¡Dime, niña! ¿¡Quién es tu padre!?

Entre gritos y dolor al final Henna soltó un nombre por su boca.

-He... Hefesto... Hefesto es mi padre.

Apenas pudiendo respirar, la niña se quedó tumbada en el suelo tratando de recuperarse del dolor que había recibido por parte del táser.

William pateó su cabeza hasta que la niña se quedó inconsciente y se la llevó en hombros hacia la salida de la cueva.

El Dios de la CertezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora